Esta tarde, en la Santa Misa de mi Parroquia, ha
dado lugar una boda de plata; yo, estaba haciendo de acólito con mi párroco y
de golpe y porrazo me han venido un montón de recuerdos a mi mente; me acordé
de mis bodas de plata y de cómo el día tres de julio hace, ya, un año falleció
mi esposa. Esta vida está llena de malos y buenos momentos, de fracasos y
éxitos, de soledad y de compañía… esta vida tiene de todo aun siendo muy bella
los humanos nos empeñamos en enturbiarla y hacerla dura y complicada. Dios quiere
lo mejor para nosotros y Él se alegra en extremo cuando ve a un
matrimonio-hombre y mujer- renovar sus compromisos matrimoniales en sus bodas
de plata, oro, diamantes… en un mundo en el que vivimos donde prima el tener
todos los derechos y pocas o ninguna obligación; en el que después de x años
casados ella o él ha dejado de querer al cónyuge, en el que no se aguantan nada
de nada y a las primeras de cambio aquella frase famosa de : “hay te quedas con
tus padres”, sin importarle para nada los que más sufren, sus hijos, en este
mundo ver un matrimonio, junto con sus hijos, celebrar tantos años de casados,
es lo más parecido a estar tocando, con las yemas de los dedos, el Cielo. Mi
más sincera enhorabuena a este matrimonio y a todos los matrimonios del mundo
que piensen y actúen como ellos.