63º
Papa.- Pelagio II dispuso que cada día los sacerdotes rezasen el
oficio divino.
En el ejercicio de su labor de
padre-Papa- dedicó sus mejores esfuerzos a aliviar las aflicciones y las
angustias de los pobres y de los viejos, a quienes acogió siempre en el palacio
papal.
64º
Papa.- San Gregorio I el Grande, hijo del senador san Gordiano y
santa Silvia y sobrino de santa Tarsila y santa Emiliana. Teniendo tan solo
treinta y cuatro años cuando fue nombrado prefecto de la ciudad, cuando toda
Italia estaba atacada y saqueada por los lombardos.
Con treinta y cinco años tomó el
hábito monástico bajo la Regla de san Benito, confirmando dos de las cualidades
que le habían adornado y adornarían toda su vida: la austeridad y la constancia
en la oración, y que harían que fuese llamado doctor de la compunción y de la
contemplación al ser modelo acabado en la ascética y en la mística; por ello y
por su sabiduría ha sido considerado por la Iglesia uno de sus patriarcas y el
cuarto y último de los cuatro originales Doctores de la Iglesia.
Muerto el papa Pelagio II, fue
elegido, por unanimidad, el diácono Gregorio, siendo consagrado el 3 de
septiembre de 590.
Recién nombrado Papa, dispuso
que los tesoros de la Iglesia y las riquezas de su familia se empleasen en dar
de comer al pueblo y pagó un tributo al rey lombardo Agilulfo para que
levantara el asedio de la ciudad e hiciese con ello posible la recuperación de
una vida normal, cesando durante tres décadas dicho asedio. Cuidó
constantemente y con amor a los pobres, con los que solía comer, tanto antes
como después de ser elevado al sumo pontificado. Fue el primer monje que
alcanzaba la dignidad de siervo de los siervos de Dios- Papa-, llevó a la
Iglesia el modelo de espiritualidad que él practicaba; publicó la Regla pastoral,
que fue el código de todos los obispos durante la Edad Media; restauró la
perdida disciplina entre el clero , e introdujo sabias modificaciones en la
liturgia durante su pontificado, como el famoso sacramentario y la práctica de
estaciones cuaresmales en las iglesias romanas, para las que compuso cuarenta
homilías sobre los Evangelios. Todos esos trabajos le valieron el apelativo de
<<Grande>> y como tal le conoce la historia.
Cuando concluyó la peste que
asolaba Roma, se le apareció un ángel en lo alto de una roca, a la que después
se llamó castillo de san Ángelo.
San Gregorio I creó el llamado
canto gregoriano, publicó el Antifonario,
formó una gran schola cantorum, aunó
los cantos dispersos en una sola liturgia, con elementos de los diversos ritos,
excepto el ambrosiano y el mozárabe.
Con la colaboración de santa
Teodolinda, a quien hizo entrega de la sagrada corona de hierro que fuera de
Constantino, inició una gran labor misional para la conversión de los lombardos
al catolicismo; envió monjes benedictinos, con san Agustín de Cantorbery a la
cabeza a evangelizar a los ingleses, y tuvo la dicha de ver, antes de finalizar
su pontificado, que los visigodos españoles abjuraban del arrianismo en el III
Concilio de Toledo
del año 589.
Rigió la cristiandad de un modo firme y eficaz,
mientras en soledad se permitía añorar el retiro del monasterio. Logró un pacto
con los lombardos, contuvo el cisma de Constantinopla, mandó por fin misioneros
a Inglaterra y ejerció siempre su autoridad con gran moderación.
Aparte de las cuarenta homilías
citadas, se conserva su Epistolario, ochocientas cincuenta y nueve cartas,
otras veintidós homilías sobre Ezequiel, el Comentario a los libros de Job y
sus obras Morales que tanto leyó santa Teresa.
Murió a los 64 años el doce de
marzo de 604. Su cuerpo yace en la capilla Clementina de la basílica de san
Pedro en el Vaticano.
65º
Papa.- Sabiniano (604-606).
66º
Papa.- Bonifacio III convocó un Concilio en Roma al que asistieron
setenta y dos obispos junto al clero romano, en el que se prohibió, bajo pena
de excomunión, discutir la legitimidad de los papas y el resto de los obispos
mientras viviesen, así como que no debía ni proponerse ni designarse sucesor
del Papa hasta tres días después de su inhumación. Hoy un decreto amplia ese
tiempo a nueve días, el novendiali.
67º
Papa.- San Bonifacio IV, recibió del emperador Focas el panteón y el
templo que había construido el cónsul Agripa en honor de Júpiter Vengador,
Venus y Marte para que el Papa lo consagrase a la Virgen María y a todos los
mártires (el trece de mayo de 609) siendo así el primer templo pagano que fue
transformado al culto cristiano en Roma. Al hacerlo, ordenó transportar
veintiocho carretas llenas de huesos de mártires cristianos desde las catacumbas
para colocarlas bajo el altar mayor de la nueva Iglesia, Santa María de los
Mártires.
68º
Papa.- San Adeodato I, alcanzó fama de santo entre cuantos les
conocían, dándose por cierto, incluso que sanó a un leproso con el acto de
besarle las heridas.
San Adeodato fue el primer Papa
que impuso el timbre de plomo, la bullae, a los documentos pontificios, siendo
el suyo el más antiguo timbre pontificio que se conserva en el Vaticano: la del
Buen Pastor, con el símbolo del alfa y omega y el lema Deus dedit Papa.
El Líber pontificalis afirma que defendió al clero romano frente al
monástico o regular, privilegiado desde tiempos del papa san Gregorio I el
Grande; instituyó la ahora llamada misa vespertina, confirmada en el siglo XX
por el papa Pio XII, y confirió a los sacerdotes la facultad de celebrar una
segunda misa el mismo día: binación.
69º
Papa.- Bonifacio V, instituyó el derecho de asilo - la inmunidad de
asilo- para los perseguidos que se refugiasen en el interior de una Iglesia.
Sin el saberlo, durante su pontificado,
en el año 622, se produjo la hégira,
la huida de Mahoma desde la Meca a Medina, y con ella el inicio de las
predicaciones de Mahoma.
70º
Papa.- Honorio I, instituyó la fiesta de la exaltación de la Santa
Cruz.
Apuntes
de interés:
La Iglesia romana olvidó prácticamente la existencia del papa Honorio
hasta que en 1420, Juan de Turrecremata salió en su defensa, y en el Concilio
Vaticano I de 1870, a cuantos eran contrarios a la proclamación de la
infalibilidad del Papa usaron como argumento las cartas del papa Honorio,
mientras los partidarios del dogma adujeron que la infalibilidad papal sólo era
aplicable cuando los papas hablaban ex cathedra, la que no se daba en las dos
cartas de Honorio a Sergio. Triunfó la infalibilidad.
71º
Papa.- Severino. Pese a su temprana elección, el papa Severino tuvo
que esperar un año y medio a que el emperador bizantino, Heraclio, autorizase
su consagración, cosa a la que se oponía hasta que el recién elegido Papa
ratificase un edicto suyo, la Ectesis,
una profesión de fe redactada por el patriarca de Constantinopla, Sergio, que
declaraba ortodoxo al monotelismo.
Pero como el emperador no
autorizaba su consagración envió Severino a Constantinopla a sus enviados para
prometerle su aprobación al edicto, pero cuando el Papa fue consagrado obispo
de Roma y sumo pontífice no solo se negó a hacerlo, sino que convocó un
concilio para condenarlo.
La vengativa réplica del
emperador se concretó en una cruel depravación de los bienes materiales
pontificios, usando para ello de testimonios falsos contra el Papa y el papado,
y haciendo invadir por sus soldados el palacio y la Iglesia de san Juan de
Letrán, lo que ocasionó tanto dolor al Papa que murió apenas dos meses después
de ser elevado al pontificado, el dos de agosto de 640.
Apuntes
de interés:
El monotelismo, que fue enunciado por el emperador Heraclio en el año
624, sostenía que la doble naturaleza de
Cristo, la divina y la humana, se manifestaban en una sola voluntad.
El emperador pretendía con ello conciliar la doble naturaleza de
Jesucristo, que defiende la doctrina ortodoxa, con la creencia
monofisita de que tiene sólo una, buscando recuperar para la Iglesia los miles
de monofisitas excomulgados por serlo.
El monotelismo ni recuperó a los monofisitas, ni mejoró las relaciones
entre la Iglesia de
Roma y el imperio bizantino, y abrió campo a nuevas discrepancias.
El III Concilio de Constantinopla del año 680 zanjó la polémica al
confirmar que en
Cristo hay dos naturalezas y dos voluntades, aunque subordinada la
humana a la divina.
72º
Papa.- Juan IV (640-642)