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sábado, 24 de diciembre de 2016

Sueños de un niño en Navidad

Sueños de un niño en Navidad
Estaba Aarón jugando en la plaza de su calle, era una calle muy especial pues todos los vecinos tenían las puertas de sus casas abiertas y la del niño no iba a ser menos, pues bien, le entró sed y pasó a su casa en la que estaban sus padres en el salón hablando sobre el hambre que hay en el mundo, y que había muchos pequeños que morían porque no tenían que echar a su boca; Aarón se quedó muy serio, y sus padres, cuando lo vieron, callaron y se quedaron quietos mirando a los ojos del pequeño, éste salió corriendo y se abrazó a ellos con lágrimas en sus pupilas; su padre le pregunta ¿por qué lloras hijo?. ¿Es cierto, le respondió, que hay niños que mueren de hambre? Su padre fijó la mirada en él, mientras su madre le dio un abrazo y le dijo: Aarón eres muy pequeño, solo tienes ocho años y mañana es Navidad, deberías de estar alegre por ello y recuerda que siempre antes de entrar a una habitación hay que llamar. El peque los miraba a los dos y sollozando les volvió a preguntar ¿por qué hay niños que mueren de hambre? Los cogieron, cada de un brazo, y con mucha ternura le dijeron: no todo el mundo tiene todas las necesidades al alcance de sus manos y hay lugares en los que no tienen ni para comer, pero hijo eso nosotros no lo podemos arreglar, es el mundo que está muy desordenado y unos pocos tienen mucho y otros… Aarón, llorando, les dijo: no es justo ¿Qué culpa tienen ellos? No lo entiendo; yo soy muy feliz con mi hermanita, con vosotros y los abuelos en casa, lo tengo todo y mañana, como todos los años, sobrará mucha comida, podemos llevarles nosotros la comida a esas personas; no había terminado de hablar cuando llegaron sus abuelos con unos regalos y algo de comida para esa Noche tan maravillosa “hola, gritaron los abuelos, ya estamos aquí”, Aarón se quedó paralizado y mirándolos con alegría y tristeza a la vez, el abuelo se dio cuenta de que algo le pasaba y acercándose le dio un beso en la frente y le preguntó ¿Qué le pasa a mi niño? El crío mirándolo a los ojos no sabía que decir y se abrazó a la cintura de su abuelo, acariciando el abuelo las mejillas de Aarón con sus manos se quedó fijo en la mirada del niño y le dijo ¿Qué te ocurre mi niño? Los padres por quitarle importancia les contestaron por él y les dijo: nada que está hoy un poco triste, pero es cosa de niños.
Todos se pusieron a preparar la mesa, pues ya era de noche y que ¡Noche! Empezaron a llegar los primos y tíos de Aarón y a este se le fue yendo, poco a poco, la tristeza pero en su corazón y en su mente estaban esos niños que sus padres le habían dicho.
La Noche pasó alegremente en familia con risas y buenos modales deseándose todos la feliz Noche y feliz Navidad. Aarón ya no podía más y se quedó dormido como un angelito, su padre lo cogió en brazos y lo llevó a la cama.
Al día siguiente, o sea Navidad, se levantó Aarón muy temprano y se encaminó hacia la cocina, allí estaba su abuelo tomando una rica taza de café y dejándola sobre la mesa abrió sus brazos y con alegría dijo ¡buenos días mi niño! Y se fundieron en un abrazo y un beso, el abuelo tomándolo lo sentó en su pierna y le preguntó ¿Qué te pasaba ayer tarde? Te vi triste y eso me aflige; Aarón, con una sonrisa en su semblante, le contestó: nada que estaba en la calle y me entró ganas de beber agua y al entrar oí a mis papás que decían lo mal que estaba el mundo y que había niños que morían de hambre, pero ¿sabes qué abuelito? Anoche tuve un sueño muy bonito en el que me vi asistiendo a todos los niños y personas mayores, dándome cuenta que de mayor puedo hacer algo por los más necesitados. El abuelo, con una sonrisa en sus mejillas, muy orgulloso de su nieto le dijo: esas personas que ayudan y dan comer, además de educarlos y guiarlos en la sabiduría, se llaman misioneros que los hay tanto sacerdotes como laicos pero en mayor cantidad sacerdotes de la Iglesia Católica que además le suministran del alimento más necesario que es la Comunión, pues Esta alimenta el alma; hay dos grupos de voluntarios, que no son ONG, que se dedican a esto y que son: Manos Unidas y Cáritas. Todos podemos agregar nuestro granito de arena para que se haga esa montaña que tanto necesita este mundo en el que vivimos.

Aarón, con su sonrisa tan peculiar de niño, le comenta: ya se lo que voy a ser de mayor “Misionero sacerdotal” y así suministro por todo el mundo los dos alimentos más importantes y necesarios para todo ser humano y se cobijó en el pecho del abuelo.