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jueves, 24 de diciembre de 2015

Existen los milagros

Los milagros existen
En un mundo, como el que vivimos, un mundo donde se están perdiendo muchos valores, los cuales nos fueron transmitidos por nuestros padres ¿caben los milagros, la Divina providencia, la fe? Hay muchas historias que me hacen dudar sobre este planteamiento pero yo sólo voy a exponer una, muy acorde con las fiestas que se nos avecinan como es la Navidad.
En un rincón de nuestro planeta tierra había un matrimonio con dos hijos, niño y niña. El niño tenía una enfermedad terminar para los bolsillos de sus padres, pues eran muy pobres y esta operación muy costosa. La niña oyendo y sintiendo la súplica de sus padres se echó a la calle en busca de ayuda para su hermanito y se le ocurrió la idea de hacer un cartel en el que ponía “Compro un milagro y tengo dinero para ello” la gente, al verla, se reían de ella ¡jajaja como si los milagros existiesen o se pudieran pagar jajaja, pídeselo a los Reyes Magos jajaja! Pero ella, con toda su fe puesta en el Niño que estaba por llegar, con más fuerzas y a voz en grito anunciaba lo que tenía plasmado en el cartel. Ya vencida por el cansancio y por el frío, pero aún más por la incomprensión de la gente, viendo que servía de risión para muchos,  cabizbaja, entró en una Iglesia que tenía al lado y delante del Santísimo le pedía al Señor por su hermanito, sin darse cuenta llegó un momento en el que lo hacía en voz alta ¡Dios mío que se cure mi hermano! El sacerdote, que allí se encontraba, no quiso interrumpir en la petición de la niña y se puso a planificar ciertas cosillas que le quedaban por hacer. Ella   se quedó dormida, agarrada al cartel y con unas lágrimas que se les desprendían por sus sonrosadas mejillas. Se quedó tan vencida y entró en un sueño tan profundo que vio a un Niño que se le acercaba con una sonrisa Majestuosa y nunca vista por ella; cogiéndola por las manos le preguntó ¿Qué serías capaz de hacer para que tu hermanito se curase? Esta, llena de alegría, porque se dio cuenta que era el Niño Jesús, le dijo: mi Niño ¿Qué me pides que haga? Soy capaz de todo aún de darte todos mis ahorros ¡tengo quince euros! Yo sé que Tú no quieres el dinero ¿verdad? ¿Qué me pides que haga? Por mi hermanito lo que Tú me pidas. Jesús, con un brillo en sus ojos que nunca había visto ella, le dijo: “Nunca pierdas tu fe ni se te olvide este momento. Cuando despiertes te darán la buena noticia y tu hermanito se salvará; yo lo quería para mí pero estoy viendo que tu fe es muy grande y te lo voy a dejar muchos años más”. En esto, y, al darse cuenta el cura de que estaba dormida, llegó y con una voz suave y dulce le tocó el hombro y la llamó. No quería despertar del sueño tan bonito que estaba teniendo y fue a la tercera vez cuando con una sonrisa un poco triste y mirando al sacerdote le pregunta ¿usted es el de la buena noticia? Este hombre de Dios con una sonrisa le pregunta ¿a qué buena noticia te refieres? Hay una muy buena que es la Venida de nuestro Señor Jesucristo ¿es a esa? Ella, triste y alegre a la vez, le dice: esa es una gran noticia pero yo me refiero a otra. Al verla, y acordándose de sus plegarias, le dice ¿es por el cartel? la niña: El Niño Jesús me ha dicho que… no terminó de hablar cuando el párroco le pregunta ¿Qué necesita tu hermanito? La niña, sollozando, le dice: mi hermano tiene una enfermedad muy mala y me voy a quedar sin él si no lo operan pronto pues la operación es muy costosa y mis papás son muy pobres. Tú eres hija de Adela y Abrahán ¿no? Sí. Anda vamos a ver a tus papás. Ya en casa, sus padres, le contó todo lo que ocurría y que la operación costaba un millón de euros. Don Manuel, mirando a los ojos de los progenitores, les dijo: ¿por qué será que los que verdaderamente necesitan algo no lo piden? Haremos una campaña estas Navidades y a ver qué sucede. Los padres, muy agradecidos los despidieron y la niña se quedó muy feliz pero se hacía una pregunta ¿se sacará lo suficiente? Tardaría poco en salir de dudas pues llegada la Navidad, concretamente en la Misa de Gallo, solo sacaron seis mil euros al ver los resultados la niña se echó a llorar pero a todo esto llegó un señor muy bien vestido y tocándole en sus hombritos le dijo: “el Niño Jesús me ha dicho que te ayude” y, mirando a sus padres le dijo: hay tienen un cheque de un millón de euros y si necesitan más díganmelo “ la chiquilla con una sonrisa que le llegaba de oreja a oreja le dice al señor ¡por favor ¿me coge en brazos?! Este señor muy gustosamente la cogió y ella dándole un fuerte abrazo y con una voz tan suave como la brisa del mar, le dijo: dele las gracias a nuestro Niño Dios”       

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Carta de un Sacerdote católico al New York Times (P. Martín Lasarte)

Carta de un Sacerdote católico al New York Times

Querido hermano periodista:
Soy un simple sacerdote católico. Me  siento feliz y orgulloso de mi vocación. Hace veinte años que vivo  en Angola como misionero.

Veo en muchos medios de información, sobre todo en  vuestro periódico la ampliación del tema en forma morbosa,  investigando en detalles la vida de algún sacerdote pedófilo. Así  aparece uno de una ciudad de USA, de la década del 70, otro en Australia de los años 80 y así de frente, otros casos recientes ¡Ciertamente todo condenable!

Se ven algunas presentaciones  periodísticas ponderadas y equilibradas, otras amplificadas, llenas  de prejuicios y hasta odio. Me da un gran dolor por el profundo mal que personas, que deberían de ser señales del amor de Dios, sean un puñal en la vida de inocentes. No hay palabra que justifique tales actos.

No hay duda que la Iglesia no puede estar, sino del  lado de los débiles, de los más indefensos. Por lo tanto todas las  medidas que sean tomadas para la protección, prevención de la dignidad de los niños será siempre una prioridad absoluta

Pero ¡Es curiosa la poca noticia y desinterés por miles y miles de sacerdotes que se consumen por  millones de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos en  los cuatro ángulos del mundo!

Pienso que a vuestro medio de  información no le interesa que yo haya tenido que transportar, por caminos minados en el año 2002, a muchos niños desnutridos desde Cangumbe a Lwena (Angola), pues ni el gobierno se disponía y las ONG’s no estaban autorizadas; que haya tenido que enterrar decenas  de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han  retornado; Que le hayamos salvado la vida a miles de personas en México mediante el único puesto médico en 90.000 km2, así como con la distribución de alimentos y semillas. Que hayamos dado la  oportunidad de educación en estos 10 años y escuelas a más de 110.000 niños...

No es de interés que con otros sacerdotes  hayamos tenido que socorrer la crisis humana de cerca de 15.000  personas en los acuartelamientos de la guerrilla, después de su  rendición, porque no llegaban los alimentos del Gobierno y la ONU. 

No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P. Roberto, por las  noches recorra las ciudad de Luanda curando a los chicos de la  calle, llevándolos a una casa de acogida, para que se desintoxiquen  de la gasolina que aspiran ganándose la vida como lanzallamas

Que alfabeticen cientos de presos. Que otros sacerdotes, como P. Stefano, tengan casas de pasaje para los chicos  que son golpeados, maltratados y hasta violentados y buscan un  refugio. Tampoco que Fray Maiato con sus 80 años, pase casa  por casa confortando los enfermos y desesperados.

No es noticia que  más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes, y religiosos hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería,  en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños acusados  de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con Sida, en  escuelas para los más pobres, en centros de formación profesional, en centros de atención a seropositivos… O, sobre todo, en parroquias  y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar.

No es noticia que mi amigo, el P. Marcos Aurelio, por  salvar a unos jóvenes durante la guerra en Angola, los haya  transportado de Kalulo a Dondo y volviendo a su misión haya sido ametrallado en el camino;

Que el hermano Francisco, con cinco  señoras catequistas, por ir a ayudar a las áreas rurales más  recónditas hayan muerto en un accidente en la calle;

Que decenas de misioneros en Angola hayan muerto por falta de socorro sanitario, por una simple malaria; que otros hayan saltado por los aires, a causa de una mina, visitando a su gente.

En el cementerio de Kalulo  están las tumbas de los primeros sacerdotes que llegaron a la  región… Ninguno pasaba los 40 años

No es noticia acompañar la vida  de un Sacerdote “normal” en su día a día, en sus dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que sirve.

La verdad es que no procuramos ser noticia, sino  simplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin ruido  comenzó en la noche de Pascua.

Hace más ruido un árbol que cae
que  mil  que árboles que crecen. Se hace mucho más escándalo por un sacerdote que falla que por miles que dan su vida por los necesitados

No pretendo hacer una apología de la  Iglesia y de los sacerdotes.
El sacerdote no es ni un héroe ni un neurótico.

Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a Jesús y servir sus hermanos. Hay miserias, pobrezas y fragilidades  como en cada ser humano; y también belleza y bondad como en cada  criaturag 
Insistir en forma obsesionada y persecutoria en un  tema perdiendo la visión de conjunto crea verdaderamente caricaturas  ofensivas del sacerdocio católico en la cual me siento  ofendido

Sólo le pido, amigo periodista: busque la Verdad, el  Bien y la Belleza. Eso lo hará noble en su profesión. En  Cristo,

P. Martín Lasarte sdb

viernes, 16 de octubre de 2015

Porque es de justicia







Carta de un sacerdote católico al New York Times



Carta de un Sacerdote católico al New York Times

Querido hermano periodista:
Soy un simple sacerdote católico. Me  siento feliz y orgulloso de mi vocación. Hace veinte años que vivo  en Angola como misionero.

Veo en muchos medios de información, sobre todo en  vuestro periódico la ampliación del tema en forma morbosa,  investigando en detalles la vida de algún sacerdote pedófilo. Así  aparece uno de una ciudad de USA, de la década del 70, otro en Australia de los años 80 y así de frente, otros casos recientes ¡Ciertamente todo condenable!

Se ven algunas presentaciones  periodísticas ponderadas y equilibradas, otras amplificadas, llenas  de prejuicios y hasta odio. Me da un gran dolor por el profundo mal que personas, que deberían de ser señales del amor de Dios, sean un puñal en la vida de inocentes. No hay palabra que justifique tales actos.

No hay duda que la Iglesia no puede estar, sino del  lado de los débiles, de los más indefensos. Por lo tanto todas las  medidas que sean tomadas para la protección, prevención de la dignidad de los niños será siempre una prioridad absoluta

Pero ¡Es curiosa la poca noticia y desinterés por miles y miles de sacerdotes que se consumen por  millones de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos en  los cuatro ángulos del mundo!

Pienso que a vuestro medio de  información no le interesa que yo haya tenido que transportar, por caminos minados en el año 2002, a muchos niños desnutridos desde Cangumbe a Lwena (Angola), pues ni el gobierno se disponía y las ONG’s no estaban autorizadas; que haya tenido que enterrar decenas  de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han  retornado; Que le hayamos salvado la vida a miles de personas en México mediante el único puesto médico en 90.000 km2, así como con la distribución de alimentos y semillas. Que hayamos dado la  oportunidad de educación en estos 10 años y escuelas a más de 110.000 niños...

No es de interés que con otros sacerdotes  hayamos tenido que socorrer la crisis humana de cerca de 15.000  personas en los acuartelamientos de la guerrilla, después de su  rendición, porque no llegaban los alimentos del Gobierno y la ONU. 

No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P. Roberto, por las  noches recorra las ciudad de Luanda curando a los chicos de la  calle, llevándolos a una casa de acogida, para que se desintoxiquen  de la gasolina que aspiran ganándose la vida como lanzallamas

Que alfabeticen cientos de presos. Que otros sacerdotes, como P. Stefano, tengan casas de pasaje para los chicos  que son golpeados, maltratados y hasta violentados y buscan un  refugio. Tampoco que Fray Maiato con sus 80 años, pase casa  por casa confortando los enfermos y desesperados.

No es noticia que  más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes, y religiosos hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería,  en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños acusados  de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con Sida, en  escuelas para los más pobres, en centros de formación profesional, en centros de atención a seropositivos… O, sobre todo, en parroquias  y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar.

No es noticia que mi amigo, el P. Marcos Aurelio, por  salvar a unos jóvenes durante la guerra en Angola, los haya  transportado de Kalulo a Dondo y volviendo a su misión haya sido ametrallado en el camino;

Que el hermano Francisco, con cinco  señoras catequistas, por ir a ayudar a las áreas rurales más  recónditas hayan muerto en un accidente en la calle;

Que decenas de misioneros en Angola hayan muerto por falta de socorro sanitario, por una simple malaria; que otros hayan saltado por los aires, a causa de una mina, visitando a su gente.

En el cementerio de Kalulo  están las tumbas de los primeros sacerdotes que llegaron a la  región… Ninguno pasaba los 40 años

No es noticia acompañar la vida  de un Sacerdote “normal” en su día a día, en sus dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que sirve.

La verdad es que no procuramos ser noticia, sino  simplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin ruido  comenzó en la noche de Pascua.

Hace más ruido un árbol que cae
que  mil  que árboles que crecen. Se hace mucho más escándalo por un sacerdote que falla que por miles que dan su vida por los necesitados

No pretendo hacer una apología de la  Iglesia y de los sacerdotes.
El sacerdote no es ni un héroe ni un neurótico.

Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a Jesús y servir sus hermanos. Hay miserias, pobrezas y fragilidades  como en cada ser humano; y también belleza y bondad como en cada  criaturag 
Insistir en forma obsesionada y persecutoria en un  tema perdiendo la visión de conjunto crea verdaderamente caricaturas  ofensivas del sacerdocio católico en la cual me siento  ofendido

Sólo le pido, amigo periodista: busque la Verdad, el  Bien y la Belleza. Eso lo hará noble en su profesión. En  Cristo,

P. Martín Lasarte sdb

viernes, 4 de septiembre de 2015

El pecado del mundo

El pecado del mundo
¿Hay algo más hermoso que el amor? Con lo sencillo que es, y oye, mueve montañas, yo lo compararía con la parábola del grano de mostaza. Un poquito de amor, nada más que un poquito, y bastaría para solucionar los problemas del mundo; no habría guerras, ni hambre, ni miseria, ni desahucios, ni envidia, ni rencor… el egocentrismo hay que mandarlo de vacaciones permanentes, para toda la eternidad mientras que exista el universo. Este es el culpable de todos los males, el yo me lo merezco todo, yo soy el primero; llega a tal nivel que vemos esas noticias escalofriantes en los telediarios y no nos pasa nada, no se nos inmuta ni el más insignificante vello de nuestro cuerpo. Es como si estuviéramos inmunizados ante tanta barbaridad como se nos muestra en personas como nosotros que lo tratan peor que al animal más insignificante y cruel que nos podamos echar a la cara.

¡Ay el amor! ¿Dónde estás desconocido? ¿Dónde habitas que solo se te ve en diminutas brisas casi opacas? ¿Dónde, donde? ¿Dónde estás empatía? Recuerdo que mi padre me decía: “hijo mío, lo que a ti no te gusta que te hagan, tú no lo hagas” ¿Dónde estás caridad? Y el día del juicio final ¿Qué pasará? ¡Lo que hicisteis con uno de estos mis pequeños lo hicisteis conmigo! 

martes, 26 de mayo de 2015

¿En qué consiste reencarnar (volver a encarnar)? Por el padre Cristian Hernan Andrade

¿En qué consiste Reencarnar (volver a encarnar)?

La doctrina del Nuevo Testamento es incompatible con la reencarnación. Después de la muerte NO se regresa a otra vida en la tierra sino que pasamos enseguida al purgatorio que es un estado temporal pero no en esta tierra, o pasamos a nuestro destino definitivo que es el cielo o el infierno. Nuestro cuerpo volverá al polvo hasta el día de la resurrección cuando nuestro único cuerpo cobrará vida pero será glorificado.

En general, reencarnación es la creencia según la cual el alma, después de la muerte, se separa del cuerpo y toma otro cuerpo para continuar otra vida mortal. Según esta creencia, las almas pasan por ciclos de muertes y nuevas encarnaciones. Un ser  humano, por ejemplo, podría volver a vivir en la tierra naciendo como un nuevo personaje. Una creencia reencarnacionista llamada “metempsicosis”, enseña que los grandes pecadores pueden reencarnarse en un animal o una planta. 

Posiblemente la creencia en la reencarnación comenzó al querer aplicar al ser humano el ciclo que observaban en la naturaleza: El sol y la luna aparecen y desaparecen. Igualmente las estaciones del año, el follaje, las flores y tantas otras cosas en la naturaleza tienen un ciclo. Así pensaron que el ser humano moría pero regresaba otra vez en otro cuerpo. 
La reencarnación es también fruto del deseo humano de darle explicación a las diferencias de inteligencia, salud, talentos, fortuna, etc. que existen entre seres humanos. Según la doctrina de la reencarnación estas diferencias serían culpa o mérito por el comportamiento en vidas anteriores. Por lo tanto se le culpa a los pobres, los enfermos y los desdichados por su condición desdichada y no se hace nada por ellos porque están pagando su culpa. El Evangelio, por el contrario nos revela que Dios se hizo hombre en pobreza En los pobres encontramos al mismo Cristo. Para reflexionar sobre el misterio del sufrimiento>>.

El hombre no debe inventarse "respuestas" para lo que no puede entender. "San Antonio el Grande, el célebre abad egipcio, meditaba en el desierto: ¿Por qué algunos mueren tras una vida corta mientras que otros llegan a una envidiable vejez? ¿Por qué algunos son pobres y otros ricos? ¿Por qué los injustos se enriquecen y los justos pasan necesidad? Entonces oyó una voz que le respondía: "Antonio, Antonio, ocúpate de ti mismo, pues eso pertenece al juicio de Dios y a ti nada te aprovecha saberlo".(Testimonios y Enseñanzas de los Padres del Desierto, C. Tescaroli). Publicado en la revista: Tierra Santa. Mayo-Junio 2002. Jerusalén. Número 756.

La reencarnación está vinculada al concepto del "Karma", según el cual cada uno paga por su buen o mal comportamiento en sus próximas reencarnaciones. El alma de quien tenga un buen karma "transmigrará" encarnándose en un ser superior, quién tenga un mal karma encarnará como un ser inferior, ya sea, por ejemplo una vaca o una cucaracha.  En las sucesivas reencarnaciones el alma podría evolucionar hacia la perfección hasta convertirse en espíritu puro que no necesita más reencarnaciones. Entonces se sumerge para siempre en la eternidad.
Los proponentes de la reencarnación creen que el alma es eterna pero no la persona. El alma habita en un cuerpo y cuando este se gasta se consigue otro. El alma no es individual sino que forma parte de "Dios" o "Brama". El objetivo en los ciclos de reencarnaciones es pagar culpas de vidas anteriores y purificar el alma del mal hasta llegar a la "iluminación", lo cual le hace posible quedar absorta en el "todo",  el "alma mundial". Conocerse como parte de ese "todo" es señal de iluminación.

¿Dónde se origina?

La creencia en la reencarnación comienza en la India en el siglo VII a.C. Eso significa que no es tan antigua como la fe de los judíos o de los sumerios, egipcios, persas y chinos. Ninguno de estos creía en la reencarnación y por eso edificaron magníficas tumbas.
El Budismo apareció en la India, en el siglo V a.C. y adoptó la creencia en la reencarnación. Mas tarde pasó a Grecia y Roma. Algunas religiones también adoptaron esta explicación humana a los problemas que no podían entender. Tuvo adeptos entre algunos filósofos griegos. En nuestros tiempos se encuentra entre las enseñanzas de las sociedades teosóficas, los gurús indios, los psíquicos y el movimiento de la nueva era por el cual se han importado muchas creencias orientales.


Diferencias principales entre la doctrina cristiana y la reencarnación 

Es alarmante que según algunas encuestas (AD 2004), el 34% de los católicos dicen creer en la reencarnación. Estos no se han enterado que hay diferencias fundamentales entre la revelación cristiana y la reencarnación.
§  La Resurrección. La fe cristiana se fundamenta en la resurrección de Jesucristo.  Nuestros cuerpos no serán ni reciclados ni aniquilados. El alma no pierde su identidad absorbiéndose en el cosmos. El destino final del hombre es la resurrección para el gozo de la vida con Dios para siempre en el cielo o la pena eterna de la separación de Dios en el infierno. La resurrección es muy superior a la reencarnación. Es cierto que algunas religiones narran sobre dioses que mueren y resucitan pero solo el cristianismo habla de un cuerpo gloriosamente resucitado y del poder para compartir esta nueva vida con otros. Los judíos no esperaban un Mesías que muriera y resucitara. Algunos tenían la esperanza de resucitar, pero no con cuerpos gloriosos sino en una resurrección análoga a la de Lázaro (Cf. Is. 26:19; Ez. 37:10; Dn 12:2).    Algunas filosofías y religiones han creído en la reencarnación o en la inmortalidad del alma apartada del cuerpo. Pero la fe en la resurrección solo se encuentra entre los cristianos.  (Más sobre la resurrección).

§  La naturaleza de Dios. El Dios de la revelación judeo-cristiana es personal, mientras que en la reencarnación se le percibe como algo impersonal, el Todo Cósmico de las religiones orientales.
§  El amor.  Un Dios impersonal no ama, no es Padre, entonces los hombres no  somos hermanos. Según los proponentes de la reencarnación los pobres son culpables de su miseria por males que hicieron en otras vidas. Como están pagando el karma, no se les debe ayudar.  Son una casta baja.  Jesucristo no solo nos enseña el amor a los pobres sino que el mismo se hizo pobre para darnos ejemplo.   
§  La victoria sobre el mal. El mal no es vencido por cada individuo expiando sus pecados por medio de transmigraciones a otras formas de vida. Los cristianos creemos que  Jesucristo pagó por nuestros pecados en la cruz y solo en El tenemos salvación. Nosotros cooperamos con nuestros sacrificios pero la salvación es un don.
§  La iluminación. Lo que constituye "iluminación"  para los cristianos es muy diferente al concepto reencarnacionista: Esta se consigue al conocer a Jesucristo, el Camino, la Verdad y la Vida, y recibiendo el Espíritu Santo, Espíritu de la Verdad enviado por el Padre y Jesucristo. 
§  El Tiempo. El concepto judeo-cristiano del tiempo y de la relación de Dios con el tiempo es totalmente diferente.  El tiempo para el cristiano no es un ciclo sin fin. Es lineal, teniendo un principio y un fin. Dios es el creador y Señor del tiempo.  Jesús es el "Alfa y Omega", principio y fin del tiempo. El hombre tiene un propósito que cumplir en el tiempo que tiene, según la voluntad de Dios. El Génesis nos habla del principio del tiempo. El Apocalipsis, del fin del tiempo: la segunda venida del Señor.  Después ya no habrá tiempo sino la eternidad, vivida en el cielo o en el infierno.
§  La Eternidad. Los cristianos no creemos que los hombres sean diluidos en el cosmos impersonal. Todo lo bueno se unirá en Cristo y será presentado al Padre "Que Dios sea todo en todos" (I Cor 15:28) pero nuestra individualidad, nuestra persona no se perderá jamás. Podríamos imaginarnos a los santos en el cielo como un precioso campo de flores. Al mismo tiempo cada flor es individual y preciosa en si misma.  Los redimidos por Cristo encontrarán su identidad plenamente en el cielo. Serán sanados y elevados a la plenitud de su ser.  Los santos están unidos por el amor y al mismo tiempo cada uno es precioso. 
El evangelio del amor y del perdón sobrepasa en grande la enseñanza cruel de la reencarnación con sus ciclos y karmas.  Dios tanto amó al mundo que envió a Su único Hijo para que el que crea en El tenga vida eterna. 


El Antiguo Testamento desconoce la reencarnación

Algunos malinterpretan la Biblia y dicen que apoya la reencarnación.

La religión judía por mucho tiempo no tuvo una clara doctrina sobre lo que ocurre después de la muerte pero ciertamente no enseñaba la reencarnación ya que esa creencia surge mucho mas tarde y es incompatible con la revelación que los judíos habían recibido de Dios.
El Salmo 39, 14: “Señor, no me mires con enojo, para que pueda alegrarme, antes de que me vaya y ya no exista más” (v.14). 

Job le dice a Dios: “Apártate de mí. Así podré sonreír un poco, antes de que me vaya para no volver, a la región de las tinieblas y de las sombras” (Job 10,21-22). 

Sabiduría16,14: “El hombre, en su maldad, puede quitar la vida, es cierto; pero no puede hacer volver al espíritu que se fue, ni liberar el alma arrebatada por la muerte’’  

2 Samuel 14,14. “Todos tenemos que morir, y seremos como agua derramada que ya no puede recogerse”  

2 Samuel 12,22-23. “Mientras el niño vivía, yo ayunaba y lloraba. Pero ahora que está muerto ¿para qué voy a ayunar? ¿Acaso podré hacerlo volver? Yo iré hacia él, pero él no volverá hacia mí” 

Aproximadamente 200 años a. C. se introdujo en el judaísmo la fe en la resurrección, doctrina incompatible con la reencarnación. 

La doctrina de la resurrección enseña que después de la muerte la persona vive pero no en la tierra sino con Dios en la eternidad. Aparece por primera vez en Daniel 12,2: “La multitud de los que duermen en la tumba se despertarán, unos para la vida eterna, y otros para la vergüenza y el horror eterno”
Aparece por segunda vez en 2 Mac 7,9.  El rey Antíoco IV de Siria quiere obligar a siete hermanos fieles a la ley judía, por medio de tortura, a abandonar su fe. Al morir el segundo dijo al rey: “Tú nos privas de la vida presente, pero el Rey del mundo a nosotros nos resucitará a una vida eterna” .  El séptimo al morir dijo: “Mis hermanos, después de haber soportado una corta pena, gozan ahora de la vida eterna” (2 Mac 7,36). 

El Nuevo Testamento

La doctrina del Nuevo Testamento es incompatible con la reencarnación. Después de la muerte NO se regresa a otra vida en la tierra sino que pasamos enseguida al purgatorio que es un estado temporal pero no en esta tierra, o pasamos a nuestro destino definitivo que es el cielo o el infierno.  Nuestro cuerpo volverá al polvo hasta el día de la resurrección cuando nuestro único cuerpo cobrará vida pero será glorificado.

La parábola del rico Epulón (Lc 16,19.31): Lázaro después de la muerte va inmediatamente al cielo. El rico muere y va inmediatamente al infierno. El versículo 25 revela que el rico pagará por su mala conducta, no reencarnándose, sino en el infierno para siempre, del cual no puede pasar al otro lado ni volver a la tierra. 
El buen ladrón desde la cruz pidió a Jesús: “acuérdate de mí cuando vayas a tu reino”. Jesús le responde: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lc 23,43).  El buen ladrón no regresó a la tierra para pagar su "karma" por ser ladrón.  Fue directo al cielo "hoy mismo" por el perdón recibido de Jesús.
Filipenses 1,23-24: “Me siento apremiado por los dos lados. Por una parte, quisiera morir para estar ya con Cristo. Pero por otra, es más necesario para ustedes que yo me quede aún en este mundo” Obviamente Pablo sabía que al morir no regresaría con otra vida al mundo sino que estaría definitivamente "con Cristo". 

1 Cor 15,42.44. “En la resurrección de los muertos, se entierra un cuerpo corruptible y resucita uno incorruptible, se entierra un cuerpo humillado y resucita uno glorioso, se entierra un cuerpo débil y resucita uno fuerte, se entierra un cuerpo material y resucita uno espiritual"

Hebreos 9,27 sintetiza la enseñanza de las Escrituras al respecto:"está establecido que los hombres mueran una sola vez, y luego el juicio"
Uno de los pasajes bíblicos en que pretenden encontrar la reencarnación es Mateo 11,14: "Y, si queréis admitirlo, él (Juan Bautista) es Elías, el que iba a venir."  Jesús habla aquí de que el espíritu profético de Elías (no su cuerpo ni su alma) continúa en San Juan Bautista. Que se refiere al espíritu profético y no al cuerpo físico de Elías se deduce de Lucas 1,17 "e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto." 

Además, el mismo San Juan Bautista negó explícitamente ser Elías:

"Y le preguntaron: «¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?» El dijo: «No lo soy.» - «¿Eres tú el profeta?» Respondió: «No.»" -Jn 1,21
Para entender el sentido bíblico pongo un ejemplo: Si nosotros decimos de una niña: "tiene los ojos de su madre", todos entienden que no se trata de un trasplante de ojos. No se trata de la reencarnación de los ojos de la madre en la niña. Solo estamos diciendo que los ojos de madre e hija se parecen mucho. 


jueves, 14 de mayo de 2015

Agua pasada no mueve molinos


Agua pasada no mueve molinos 
Vivimos marcados por el tiempo, y al compás de él, en un mundo en el que lo que prima es el ego y el yo me lo merezco todo. Antes de todo esto, hemos tenido nuestros tiempos y no le hemos dado importancia alguna por ser algo natural y dentro de los cánones establecidos dentro de la naturaleza en sí. Es ahora cuando decimos aquello de ¿por qué no me pasa aquello  que antes me pasaba? No tomamos la importancia debida a las cosas propias de la edad y después la echamos de menos. Esto sucede en muchas cosas y momentos de la vida cuando, la mayoría de ellas, ya no tienen solución. Hay que vivir el presente y disfrutar de él de tal manera que cuando llegue el momento podamos decir: “ya lo viví” y ahora me toca otro ciclo de la vida que tengo que saber aprovechar porque llegará otro momento de mi vida en que me pregunte por el presente que después será pasado. Parece un trabalenguas pero no lo es. Vivimos con la mente puesta en el futuro sin vivir el ahora pensando que eso es lo que nos haría felices y luchamos por ello hasta la extenuada. Y yo me pregunto ¿merece la pena fijarnos en el futuro y no vivir el presente? Así nos va, pues somos esclavos de nuestro porvenir, que lo mismo viene que no viene, y dejamos pasar lo más hermoso de nuestras vidas “el presente” que no hay que vivirlo con grandes acontecimientos sino con pequeños detalles: un te quiero, un beso, una acaricia, una sonrisa, un buen apretón de manos, un abrazo… cosas pequeñas pero de gran magnitud espiritual.       

viernes, 17 de abril de 2015

Amor callejero

El amor es solo amor y nada más que amor, pero mueve montañas y sobre todo corazones. Ningún amor suplanta a otro, el hombre tiene tantos rincones en su corazón que es capaz de almacenar y tener mucho espacio para poder amar y amar de veras. Cuando desaparece uno de esos amores queda un hueco tan vacío que es imposible de llenar con otra persona, pero sí coge otra persona, no en ese hueco sino en otro, por el cual puede sentir tanto amor como por el que se quedó vacío. Cada hombre es como es y eso es maravilloso, pues ahí está la riqueza del ser humano, por lo cual todos ocupan, en las colmenas de nuestros corazones, ese vano tan importante para todos nosotros. Ay de aquellos que no tengan gran parte de sus huecos pillados con personas a las que querer, con personas que te quieren, por las que merece la pena vivir para dar cuentas a Dios de la medida de nuestro amor; solo se ve el que solo quiera estar. La comunicación, el afecto, la complicidad, el amor, el respeto, la tolerancia, la humildad, la escucha, la mirada puesta en los ojos del otro, las manos cogidas en los más necesitados, estar en acto de servicio… esto, entre otras cosas, es el amor, llenar nuestros corazones, no solo con nuestros prójimos, sino, y, también, con las obras  

viernes, 13 de marzo de 2015

Nacemos aprendiendo y morimos sin saber nada.

Nacemos aprendiendo y morimos sin saber nada. 

Los primeros días de nuestra vida la dedicamos a observar todo lo que está a nuestro alrededor y estamos viendo por primera vez y como algo desconocido nos acostumbramos a ello y lo tomamos como algo nuestro, dentro de nuestro corazón y de nuestra mente, pues es lo que tenemos a nuestro alcance por ser la primicia de nuestro sentido de  la vista, el tacto, olor y en algunos de los casos, sabor y audición. Estamos a gusto porque nos hemos hecho a todo ello y no podemos pasar sin esto que nos hace bien. Esto también se extiende a la familia, aunque en hoy día, parece ser que esto de la familia no se lleva mucho y lo suyo es la división, el egocentrismo… donde hay una familia sólida hay amor, unión, empatía y todo lo bueno que debe haber dentro de este núcleo. Nuestros padres son lo primero y lo más grande, seguido de nuestros hermanos, abuelos y demás familia; aunque hay abuelos que se hacen de tanto amor que para los nietos es una gran duda ya que no saben si quieren más a los padres o a los abuelos, esto lo he podido observar en mis hijos.
Luego vienen los golpes fuertes de la vida, los abuelos desaparecen de nuestras vidas y nos tenemos que hacer a sus ausencias y lo echamos de menos, vienen, por primera vez a nuestras vidas, la melancolía y recuerdos de alguien muy querido que de sopetón se nos ha ido para siempre a otro lugar. Intentamos seguir para adelante pero algo en nuestro interior nos dice que echamos mucho de menos a esos viejitos que nos dieron todo su amor y cariño. Después nos falta otra persona querida, de esas que nos dejan, también, una cicatriz muy profunda y muy dura de sobrellevar y seguimos caminando con nuestro corazón dañado y lleno de tristeza y melancolía. Dios mío, como se echa de menos a esas personas que lo dieron todo por nosotros y que ahora no están a nuestro lado; como recordamos esos momentos de alegría y gozo mientras estábamos todos juntos. Esto donde más se nota es las fiestas de familia. Pero aquí no acaba la cosa y seguimos perdiendo a seres queridos. Hasta tres veces he visto rota, por la muerte, mi familia y esto duele. Pierdes tu hogar, pues ya no es el mismo, pierdes la alegría de vivir, pierdes esos momentos de felicidad que ellos te dieron y solo ganas en tristeza y nostalgia.
Solo la persona que no está cerca de Dios se desespera ante tanta pérdida y lo digo por experiencia pues cuando estuve alejado de Él me vinieron todas las desdichas y sufrimientos ya que pensaba que me  lo merecía todo y ¿por qué me pasaba esto o aquello? No lo entendía ni lo asimilaba. Solo con Dios a nuestro lado podemos hacer frente a tan enormes ausencias y pensar siempre en los que quedan a nuestro alrededor haciéndolos felices con nuestra alegría y sonrisa ya que ellos también pasarán por todo esto.
Yo pienso que la muerte de un hijo es la más desesperante y espantosa. Tu esposa se puede morir y tu casarte con otra mujer, pero la muerte de un hijo no se suplanta con nadie ni con nada; ese hueco no lo tapa nada más que la fe  y creencia en Dios nuestro Señor.

Seamos felices con lo que tenemos y con quien tenemos, pues algún día, ellos también nos faltarán o nosotros a ellos y en este último caso, dejarle unos buenos recuerdos de nosotros mismos y ejemplo a seguir. Y recordar siempre que sin Jesucristo somos unos desgraciados y errantes sin rumbo por la vida. Seamos pues fieles seguidores de Él y misionemos su Santa Palabra con los hechos también.       

martes, 17 de febrero de 2015

Nosotros y la Cuaresma

Nosotros y la Cuaresma
La cuaresma es tiempo de espera, de limosna y de preparación, nos hace recordar  los cuarenta días que Jesús estuvo en el desierto, después de ser bautizado por su primo san Juan Bautista. ¡Cuarenta días! y nosotros solo hacemos la abstinencia de los viernes, miércoles de ceniza y Viernes Santo de ayuno y no somos capaces de llevarlo a buen término. Él dio la vida por nosotros y no somos capaces de hacer lo más mínimo siquiera por agradecimiento y por Comunión con el Todopoderoso nuestro Redentor. Para algunos es demasiado esfuerzo o es algo que está pasado de moda, como si el ser seguidor de Cristo fuera cosa de modas ¿Qué ha pasado? ¿Por qué se ha olvidado a Jesús, a la Santísima Trinidad? ¿Esto es lo progre? No lo entiendo como otras muchas cosas que pasan y no llego a captarlas.
Algunos nos tratan de hipócritas, a los seguidores de Cristo, y no les faltan razones; no puede ser que yo esté predicando a los cuatro vientos que hay que vivir la cuaresma y luego me ponga morado de buenos chuletones un Viernes Santo. No puede ser que yo critique a las personas que hacen vida de matrimonio sin estar casadas por la Iglesia y yo esté conviviendo con una mujer que no es mi esposa, no puede ser… Tenemos que cundir con nuestros ejemplos, pues solo así se puede hacer Iglesia. Tenemos que ser conscientes y consecuentes con lo que decimos. Me hace mucho daño a los oídos cuando oigo este insulto hacia nosotros los cristianos pero es algo que nos hemos ganado muy a pulso y así no hacemos Iglesia sino todo lo contrario, la destruimos, la hacemos picadillo. Como el Hijo del Hombre dijo “quien esté libre de pecado que tire la primera la piedra” La Iglesia está formada por pecadores, sólo Jesús, que es la Cabeza de la Iglesia, no es pecador ¿Por qué criticamos a los demás y luego hacemos lo que para nuestros ojos, hacia los demás, es abominable? ¿Por qué vemos la paja en ojo ajeno y no vemos la viga en los nuestros? ¿Por qué nos creemos los mejores y menospreciamos a los que no son como nosotros? Ya está bien de tanto fariseísmo, de tanta hipocresía, de tanto egocentrismo, de tanto estar vestidos con pieles de ovejas y por dentro ser lobos sanguinarios… Ya está bien.
Cerramos las puertas a la nueva generación, no le dejamos hablar ni dar su opinión y aburridos se marchan. Tenemos que llamar a la juventud y tenemos que hacerlo no formando en la Misa un folclore, pues la Misa es lo que es y no un escenario de títeres y actores o payasos; tenemos que llamarlos con actividades que le llamen la atención. Hay muchos jóvenes deseosos de ayudar a los demás, jóvenes de muy buen corazón que se van a las ONG para brindar su granito de arena; esa es la juventud que nos tenemos que ganar y la que hay que abrirles las puertas. Me da mucha pena cuando veo en la Misa a personas de una media de sesenta años o más. Le estamos cerrando nuestro corazón, las puertas y su salvación, ha esto no hay derecho, no estamos obrando como Dios manda y luego bien que nos quejamos; ni comemos ni dejamos comer.

Hermanos, Dios quiera que esta Cuaresma nos revista, de verdad, de ese hombre nuevo que todos deseamos y demos riendas sueltas, pero controladas, a todo tipo de personas ya sea por su edad, raza o color de piel. Todos somos iguales ante los ojos de Dios, nadie es más que nadie. Tenemos que revestirnos de humildad y solo así conseguir todo lo que hemos perdido. La Iglesia no es de unos cuantos, es de todos y todos somos Iglesia.      

viernes, 13 de febrero de 2015

Unos para otras, otras para unos

Unos para otras, otras para unos
¿Cuántos momentos de felicidad pasan por nuestra vida? ¿Cuántos de amargura? ¿De cuáles nos acordamos más? Los trenes de la felicidad que pasan por nuestra puerta lo tomamos como un derecho y fácilmente se nos olvida a no ser que sean extremadamente felices. Los otros nos dejan más huella porque, las mayorías de las veces, decimos aquello de: “¿por qué a mí, por qué yo?” vivimos en un mundo en el que nos sentimos, o nos hacen sentir, como que tenemos derecho a todo, que todo es fácil, y las obligaciones son para otros.
Los trenes de la felicidad deberíamos de estrujarlos al máximo y disfrutarlo en toda sus inmensidades, por muy pequeños que sean. Las pequeñas cosas son las que llenan una vida, las que verdaderamente nos hacen felices; muchos pequeños detalles todos los días sin dejar de decirle a la gente que queremos lo mucho que los amamos y, por qué no, llénalos de besos y muestras de cariño; pero eso sí, todos los días sin pasar uno. Los grandes acontecimientos nos hacen felices en ese momento pero si solo tenemos esos, nuestras vidas están vanas, vacías de contenido, somos los más infelices de la tierra.

Solo viviendo los pequeños pero muy frecuentes detalles podemos recibir de cara a los de amargura. Pero siempre acompañados de nuestros seres más queridos. Nosotros, por sí solos, no tenemos la fuerza suficiente. Esta vida está para que la mujer sea muleta del hombre y el hombre muleta de la mujer. En definitiva uno es complemento del otro; aquí no hay uno más que el otro, no, los dos iguales y complementarios.   

domingo, 4 de enero de 2015

La fidelidad

El amor, los sentimientos y de la fidelidad ¿Qué me contáis?
Dentro del matrimonio la fidelidad, para mí, lo es todo; tener la seguridad de que tu cónyuge, desde que te casaste, los únicos labios que besan son los tuyos, eso no tiene precio.
En el mundo en el que vivimos esto parece ser que no tiene importancia, y, sí que la tiene, porque detrás de la fidelidad van otros valores como son: el respeto, la complicidad, la empatía, el servicio mutuo, el pensar más en ella o él que uno mismo… en definitiva en amarse cada vez más y llevar una vida como Dios manda.
A mí me da una gran alegría cuando veo a una pareja o matrimonio cogidos de la mano y con una cierta sonrisa en sus mejillas. Qué lindo sería si todos los matrimonios fuesen de esta manera. Y yo me pregunto ¿Qué está pasando para que haya tantas vidas rotas (sentimentalmente) por este motivo? ¿Será aquello de “son mis derechos”?
Ni lo que era antes, ni lo que es ahora; tan difícil es coger el camino del medio. Son dos días y medio, con pasado mañana, lo que estamos en este mundo ¿Por qué lo complicamos tanto o nos lo complican?...

Los sentimientos

Los sentimientos no son buenos ni malos, solo son sentimientos y hay que respetarlos, otra cosa es que se compartan. En algunas ocasiones nuestros gestos y expresiones no tienen nada que ver con lo que verdaderamente sentimos, con lo que nuestra alma ansía. Tan solo una persona, a lo sumo dos, sabe lo que de verdad queremos. Yo me pregunto ¿merece la pena vivir así, en lo secreto? ¿Qué conseguimos con esto? ¿Por qué no le faltan hombres y mujeres en el programa de canal sur de Juan y Medio? Y muchos dicen: pues anda yo no sabía que este o esta, estaba buscando pareja. Pongo este ejemplo como si pusiera otro, es para que me entendáis. Vosotros ¿Qué decís? ¿Somos consecuentes con todo lo que decimos?

El amor

Vamos a ver que opináis sobre el amor. 




Para mí, el amor es darse por completo a nuestros prójimos, desprendernos por completo de nosotros mismos y entregarnos a los demás sin pedirles nada a cambio. Sólo por amor. La muestra más hermosa de amor la tenemos en Cristo Jesús, que dio su vida por nosotros
¿Qué opináis vosotros sobre el amor?

sábado, 3 de enero de 2015

Menudencias inadvertidas de la misa conciliar. ¿Menudencias...?

Menudencias inadvertidas de la misa conciliar. ¿Menudencias...?
Hace unos pocos días oí en una misa del rito ordinario el evangelio siguiente:
«Al partir Jesús de allí le siguieron dos ciegos que a gritos decían: Compadécete de nosotros, hijo de David. Cuando llegó a la casa, se le presentaron los ciegos, y les dice Jesús: ¿Creéis vosotros que puedo hacer eso? Dícenle: Sí, Señor. Entonces les tocó los ojos, diciendo: Según vuestra fe, hágase así con vosotros. Y se les abrieron los ojos. Y Jesús les dio órdenes terminantes, diciendo: Mirad que nadie lo sepa. Más ellos, esparcieron su fama por toda aquella tierra.» Mt 9, 27-31.
Este texto me hizo pensar en las derivas y atajos a ninguna parte con que se interpreta el nuevo ecumenismo y la nueva evangelización. No cito "La Nueva Evangelización" de los documentos oficiales sino la de la realidad pastoral practicada mucho antes de su publicación y en sentido contrario a su texto. Entiéndase el gran timo de que la ley sea para el archivo mientras sus "delincuentes" campan libremente. Los viejos apóstoles -¡católicos!- de esta herejía, ya fueron conocidos en la España del Frente Popular. Su propuesta era así de sencilla: una religión global válida en su multiplicidad de credos, todos salvadores. Pero el Frente Popular no tenía mimbres para la proeza de unir a sus líderes en Asís para imaginarse algún día regidores "democráticos" de algo parecido a un Mercado Común de las religiones.
Algunos "hermeneutas" aventureros olvidan que nuestra religión se llama cristianismo; que su característica es la de creer en Jesucristo, Dios y hombre, y en su evangelio. Condición para ser herederos y recipiendarios del Reino de Dios. Quien no cree en Jesucristo no es cristiano. Tampoco lo es el misionero que cree servir a la Iglesia pero practica y predica unos humanitarismos sin Cristo. La caridad sin Caridad no sirve para nada, es siembra estéril; ensalza al enviado benefactor sin dar idea de Quién es el que le envía, verdadero acreedor de toda gratitud.
« En esto se conoce el espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa a Jesús como Cristo venido en carne, es de Dios; y todo el que rompe la unidad con Jesús, no es de Dios; éste es el espíritu del anticristo, el cual habéis oído que viene, y ahora está en el mundo. » (1 Jn 4, 2 y ss)
«Porque muchos seductores han salido al mundo: los que no confiesan a Jesús como Mesías venido en carne. Esta gente es el seductor y el anticristo. » (2 Jn 7)
«Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina no le recibáis en casa ni le saludéis; porque el que le saluda entra en comunión con sus malas obras. (2 Jn 10-11) »
Pero todos aquellos que se sienten atraídos por Jesús de Nazaret y vislumbran el valor de su nombre sobre todo nombre, sí que tienen potestad de ser hijos de Dios; los cuales no de la sangre (raza o nación), ni de la voluntad de la carne (los descendientes), ni de la voluntad del hombre (el Estado, el poder), sino de Dios nacen. Él, sólo, Jesucristo, es la luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene a este mundo. (Jn 1, 1-18)
Por tanto, en contrario, los que se distinguen por su empecinamiento de no creerle, de no seguirle, de no interesarse por conocerle y amarle más que a la propia vida, no son coherentes al reclamar derechos hacia sus promesas. No, no les valdrá pertenecer a una secta simoníaca, oficina de empleos, club de negocios bajo la carátula religiosa; no les valdrá sentirse arropados gregariamente por contagio del engaño que les acomoda, incapaces de responder como los ciegos de la lectura.
Creo que el Reino de los Cielos es nuestro sólo en correspondencia con cuanto nosotros queramos ser sus súbditos. Como los dos ciegos, porque le reconocieron Señor y le llamaron Hijo de David. Inteligencia que el mismo Jesús refrenda al no dar sus gracias y dones a todos indiscriminadamente, que podía haberlo hecho, sino a quienes también le reconocen Señor e Hijo de David, asombrados ante las pruebas de su poder sobre la naturaleza: "Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados y los pobres (de Yahveh) evangelizados". (Mt 11,3)
El evangelio que abre este post me manifiesta el verdadero sentido de nuestra fe. De la honradez de nuestros sacerdotes y misioneros, del esplendor histórico de la Iglesia. Musulmanes, budistas, judíos, animistas, herejes de ayer y de hoy, lobbies y sectarios de fuera y de dentro de la estructura eclesial...: ¿Barruntáis que Jesucristo pudiera ser Dios mismo hecho hombre? Venid, pues, y enmendad vuestros despistes, que también sois destinatarios de sus promesas, compañeros de los ángeles, hechos como ellos para vivir siempre. O, por el contrario, ¿os empecináis en no creer en el Cristo del Credo Católico? Pues, entonces, es imposible ese utópico ecumenismo; os están engañando.
La protestantización de la misa fue obligada por el plan de globalización con el que destruir toda religión, en especial la nuestra. Así, a través del Novus Ordo - marcadamente en su versión vernácula - se nos indujo la idea de que la sangre derramada por Cristo en su pasión y en su cruz, en lugar de ser beneficio "pro multis", esto es, para la elemental limitación de los que le creen y le aman, ahora, en apoteosis de loco buenismo, hemos de entender sea para todo nacido de mujer, sin distinción de conocimiento e incluyendo a los que en su terquedad sigan despreciándole.
Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Es una verdad palmaria, obvia. Esa es en Dios la intención antecedente. Pero al rechazar su llamada, la realidad consecuente ya no se corresponde con todos sino con el número necesariamente limitado de muchos. Está claro ¿verdad? Pues hay multitud de supuestos cristianos que no lo entienden.
Volvamos a los dos ciegos. Jesús, como en tantos otros casos, exige a sus beneficiados que confiesen creer en Él. (Quizás el mayor argumento se encuentre en la parábola del insolente invitado a las bodas, declaración que hace temblar al más pintado.) Y justo aquellos ciegos así le creen, ya en su insistente detalle de llamarle Hijo de David. Subrayo que el título de Hijo de David lo aplicaban los judíos coetáneos de Jesús para referirse a su esperado Mesías, fundándose en las numerosas predicciones que señalaban a Jesús como fruto que Dios suscitaría del tronco del rey David.
La misa de rito extraordinario es la misa más católica
Las fórmulas, ritos y símbolos reunidos en la liturgia católica se adhieren en conjunto a los más antiguos modos en que la Iglesia los practicó. Desde la liberación de la sinagoga hasta la misa nueva impuesta a la Iglesia por Pablo VI. Así podemos apreciar con qué amor a sus símbolos la misa de San Pío V se codificó sobre aquellas otras de antigüedad superior a doscientos años, de un modo u otro refundidas en ella. Pensemos, por ejemplo, en los "Kiryes" (“Señor ten piedad”), y su huella griega; o en el Sanctus y su huella hebrea al decir "Dominus Deus Sabaoth" (“Señor Dios” de los ejércitos)
Por esta tradición tomamos conciencia de que las palabras que componen las fórmulas de Consagración son fundamentales para hacer lo que la Iglesia quiere, para seguir lo que Cristo quiso, para obtener las gracias de comer el pan "bajado del cielo".
Tradiciones no solo de palabras cuanto también de vasos y de especies. Así para el cáliz que las palabras de San Pedro, en este antiguo Ordo, nos recordaban a aquél otro cáliz original que tomó en sus «santas y venerables manos» el mismo Jesús. Así, también, el pan y el vino que Jesús adoptó del sumo sacerdote Melquisedec cuando ofreció en sacrificio trigo y uvas. (Reparemos en que aquí, Jesús, también amante de la tradición, nos transportó al tiempo mismo de Abraham.)
Otra omisión especialmente triste de la Nueva Misa es que la Invocación de los Santos, que en el rito tradicional era imprescindible en las oraciones después de la Consagración -"Nobis quoque peccatoribus"-, ahora, en el nuevo dan al celebrante la libertad de saltársela, con lo cual se omite siempre. Recomiendo lean ustedes la oración pues que en ella se reúne una lista de santos mártires encabezada por Juan Bautista acompañado porIgnacio de Antioquía, no casualmente el más eucarístico, aquel que no aceptando traicionar a Cristo y por ello condenado a ser triturado por los leones, cuando le llevaban al circo declaraba su impaciencia para ser trigo molido en sus muelas como hostia de Cristo.
Muchos fieles consideran una temeridad haber permitido que la fórmula de la consagración al hacerse en vernáculo induzca al celebrante a cambios, si es aficionado a las "morcillas" -término teatral-, supuestamente pedagógicos. ¿Dónde está el respeto hacia el deseo de Nuestro Señor: "Haced esto en memoria mía"? En el Canon de nuestra misa meten sus manos no ya aquel urdidor papal, Annibal Bugnini, sino cualquier cura que quiera agradar (!) a su obispo. Sin embargo, cuando un centinela en su puesto de guardia oye un santo y seña que no es el convenido -- "¿Quién vive?", dice el centinela y el intruso contesta "¡San Diego y cierra España!", lo normal será que de inmediato le descerrajen dos tiros. -- (*) O cuando un joyero quiere abrir la caja fuerte donde guarda sus más valiosas joyas, si no introduce la clave de apertura no podrá sacarlas. Pues igual para las mismas palabras que San Pedro oyó a Jesús y usó en sus eucaristías.
(*) (La consigna debió ser: "Santiago y...")
A raíz de esto ya no me extraña que buen número de católicos lleguen a pensar -qué terrible deber el de pensar y qué cómoda liviandad dejárselo a otros- que en la Iglesia del post-concilio llevamos más de medio siglo sin misa. ¡Más de medio siglo sin misa! A la que por inercia de catecismo seguimos llamando paradójicamente culmen y máxima expresión de nuestro credo y de nuestro culto. Por supuesto, Dios sabe bien el grado de la inocencia de su grey, pero eso no salva de responsabilidad a sus pastores…
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«Las oraciones de nuestro Canon se encuentran en el Tratado De Sacramentis que data de finales del s.IV. [...] Nuestra Misa no ha sido cambiada en nada esencial desde la época en que se celebró por primera vez la más antigua liturgia reglada para toda la Iglesia. [Aproximadamente trescientos años después de Cristo.] Hoy todavía conserva el perfume de aquella liturgia primitiva, de los días en que los césares regían el mundo y esperaban poder extinguir la fe cristiana, aquellos días en que nuestros padres se reunían al rayar la aurora para cantarle un himno a Cristo como a su Dios. No hay en toda la Cristiandad -desde el oriente al occidente- rito igual de venerable que la Misa romana.» (Adrián Fortescue, "La Misa", 1921)