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viernes, 28 de febrero de 2014

San Pedro Poveda (tercera parte: "Reflexión y oración: Fundador de la Institución Teresiana")

Reflexión y oración: Fundador de la Institución Teresiana
Después de tres años de intensísimo trabajo, ante las inevitables dificultades que también encontró, en 1905 se trasladó a Madrid con el propósito de fundar un asilo para niños de la calle, que no pudo realizar. Estuvo en Linares y en Baeza, ayudando a un hermano suyo en los estudios, hasta que en 1906 fue nombrado canónigo de la Basílica de Nuestra Señora de Covadonga (Asturias), en la zona montañosa del norte de España. Allí permaneció hasta 1913.
            El cambio de circunstancia y de ambiente respecto a su Andalucía natal, no modificó su actitud. Atento al nuevo entorno en que vivía por exigencia de su fe, se preocupó en primer lugar de los numerosos visitantes que acudían al Santuario. Para que su experiencia religiosa se prolongara algo más que las pocas horas de su estancia allí, editó libros y opúsculos, con los que también pretendía colaborar a su formación cristiana, como En provecho del alma (Linares, 1909), Para los niños (Barcelona, 1910) y Plan de vida (Linares, 1911). En otro librito, Visita a la Santina (Oviedo, 1909), ofrecía a los peregrinos sugerencias para el tiempo que permanecieran en el Santuario y, con los cinco folletos titulados La Voz del Amado (Vergara, 1908), pretendía facilitarles la práctica de la oración con base en textos de la Sagrada Escritura, lo cual entonces era una gran novedad. También les exhortaba a la conversión continua, al buen uso del tiempo y a la comunión frecuente, bien preparada y agradecida, según las orientaciones pastorales que se estaban dando en ese momento en la Iglesia.
            Durante estos siete intensos años de Covadonga, fue profundizando en la comprensión de lo que ya había comenzado a percibir en Guadix: la importancia de atender a la educación de los niños y jóvenes para que llegaran a ser personas libres y responsables en la sociedad y, por tanto, la necesidad de que los maestros estuvieran bien preparados profesionalmente, vivieran su fe de modo coherente y responsable, fueran solidarios y supieran cooperar.
            Sus frecuentes estancias en Madrid, paso obligado en sus viajes desde Covadonga a Linares; la proximidad de Oviedo, con una prestigiosa Universidad, y la cercana ciudad de Gijón, con un importante puerto abierto a Europa y América, le fueron ampliando horizontes y conocimientos, de modo que llegó a captar con gran clarividencia y profundidad los problemas que, fundamentalmente sobre educación y enseñanza, se debatían en el momento.
Gran parte de las cuestiones entonces planteadas tenían como base la relación entre la fe y la ciencia, conflictiva para quienes se consideraban más renovadores, y esto incidía de modo decisivo en el campo de la escuela. Es lo que analizó en algunos artículos que dio a conocer a través de la prensa, recogidos poco después en el folleto Alrededor de un proyecto (Linares, 1913). Además, era el momento en que, a partir de distintas experiencias aisladas, se estaña sistematizando la pedagogía científica, y cuando el Estado intentaba adueñarse de la escuela, antes principalmente en manos de la Iglesia.
La etapa de Covadonga fue decisiva en su biografía. Intensa en reflexión y proyectos, en ella maduró su ideal apostólico y educativo, orientado ya de por vida hacia la formación y coordinación de los educadores.
            En los amplios tiempos dedicados a la oración “mirando a la Santina”, profundizó en el misterio de la Encarnación del Verbo y, por tanto, en la implicación de los creyentes en la obra de la Redención. Y de su propia identificación con Jesucristo Crucificado y de la reflexión, desde la fe, sobre la realidad que progresivamente iba descubriendo, le fueron surgiendo nuevos proyectos de acción. Para llevarlos a la práctica escribió y publicó artículos y opúsculos programáticos, como el conocido Ensayo de Proyectos Pedagógicos (Gijón, 1911 y Sevilla, 1912), Simulacro pedagógico (Sevilla 1912) y Diario de una Fundación (Sevilla, 1912). En estos folletos tuvo la clarividencia y la audacia de proponer un amplio plan de formación y coordinación del profesorado, que poco después dio lugar a la “Federación Nacional de Maestros Católicos”. Y, dispuesto siempre a “comenzar haciendo”, a partir de 1911 fundó Academias para estudiantes de Magisterio, Centros Pedagógicos y Revistas, germen de su principal obra, la Institución Teresiana. Para las Academias escribió los Avisos Espirituales de Santa Teresa de Jesús, veinte breves capítulos con textos escogidos de las obras de la Santa, y unos originales Consejos (Covadonga, 1911) dirigidos a las Profesoras y Alumnas, futuras maestras, en los que dejó claramente esbozadas las líneas pedagógicas que había de desarrollar después.
            En la I Asamblea General de la Institución Teresiana, celebrada en 1928, el fundador planteó la pregunta: ¿podría desidentificarse la Obra? Y volviendo los ojos al origen, clave siempre de renovada identidad, escribió estas y otras consideraciones al respecto:

“Covadonga es para la Institución algo singular, único, y para mí algo más singular y más único.
La santa Cueva será siempre la cuna de nuestra amadísima Obra.
Ante la imagen de la Santina se oró, se proyectó, se vio, por decirlo así, el desarrollo de la Obra.
En fin, siete años de vida intensa en aquel bendito recinto dan mucho de sí, y todo lo que dieron fue en    torno del ideal de mi vida, que surgió y cristalizó mirando a la Santina”.

            ¿Cómo pudo afirmar San Pedro Poveda que la Institución Teresiana había nacido en Covadonga y no en Gijón, donde en agosto de 1911 fundó la primera Academia para maestros, o en Oviedo, donde en diciembre del mismo año dio vida a la primera Academia femenina para estudiantes de Magisterio? Resulta evidente que, en coherencia con su pensar y su sentir, el fundador no relacionaba el origen de su Obra con las actividades concretas a que inicialmente dio lugar el nuevo carisma, sino con su momento Fontal, genuino, germinal; con la inspiración nacida de la oración y el estudio que alentó aquéllas y todas las actividades que vendrían después. Porque la Institución Teresiana, en su peculiar identidad, no hace referencia a una actividad concreta, sino a un proyecto de formación y coordinación de educadores, animado por el Espíritu, que surgió y cristalizó mirando a la Santina.

            De aquí también que, para el fundador, la devoción a Nuestra Señora fuera algo sustancial, irrenunciable, por constituir un elemento de su identidad. Había escrito en 1927 refiriéndose al evidente marianismo que caracterizaba a la Institución: “Tan de Dios me parece esta señal que, os lo confieso sinceramente, preferiría ver desaparecer la Obra a ver disminuir en ella la devoción mariana”. Porque, en ese caso, se estaría debilitando su identidad. E insistía: la Institución Teresiana “es una asociación eminentemente mariana por su origen, por su historia y por su propia elección. Nació en la cueva de Covadonga”.    

jueves, 27 de febrero de 2014

San Pedro Poveda ( Segunda parte "En la ciudad y en las cuevas: la formación de las personas")

En la ciudad y en las cuevas:
La formación de las personas


            Durante estos intensos años en cuanto a su formación y experiencia sacerdotal, interesado por grandes y pequeños, fue tomando conciencia no sólo de la necesidad de evangelización, sino de los problemas sociales del contexto en que vivía.
Con motivo de la misión predicada por él en la cuaresma de 1902 en el barrio de las cuevas que rodean la ciudad de Guadix, desde esta fecha incorporó a sus actividades habituales en el Obispado y en Seminario, la de promover humana y cristianamente a los habitantes de esta zona marginada que padecían paro, hambre, analfabetismo y pobreza, y comenzó a establecer relaciones entre la ciudad y la periferia, que recíprocamente tendían a ignorarse.
            Impresionado por el abandono en que vivían los numerosísimos habitantes de las cuevas, pensó que lo mejor podía hacer en favor de los grandes y los pequeños era facilitarles medios para su educación personal y profesional, de modo que pudieran llegar a ser personas preparadas y, por lo tanto, capaces de desempeñar un trabajo que les permitiera una vida digna. Por eso, según escribía entonces, “Como el fundamento de la educación y la base de todo progreso moral y material es Jesucristo, lo primero que hicimos fue instalar el Santísimo Sacramento en nuestra Ermita. Pero ¿dónde diréis que hemos tenido que colocar al Rey de cielos y tierra?, pues en una cueva, parecida a las antiguas catacumbas”. Y es que, desde hacía siglos, una de las cuevas, situada en un lugar céntrico del barrio, había sido convertida en ermita. La presidía un hermoso cuadro de la Virgen de Gracia, al que tenían gran devoción en la zona, pero aunque esa preciosa cueva era parroquia, no solía tener culto. Por eso lo primero que procuró el joven Padre Poveda es que estuviera allí el Señor, presente en el sagrario. Para él, Jesucristo siempre fue el centro de su persona y de toda su actividad y lo demostró desde el principio, en las cuevas de Guadix.  
            Con ayudas de entidades públicas y de personas particulares, en pocos meses pudo construir las “Escuelas del Sagrado Corazón de Jesús”, contratar y pagar a los maestros, dar de comer a algunos niños y niñas y crear clases nocturnas y talleres para adultos, realizando así una importante tarea de ayuda humanitaria, educativa y de formación cristiana y profesional en este amplio sector de la población, olvidado de todos y carente de recursos. Además, interesó en esta tarea a las autoridades locales y a los centros de cultura de Guadix, acercando a los habitantes de la ciudad y de las cuevas, secularmente distanciados entre sí. Las autoridades locales supieron reconocerle esta importante tarea humanitaria nombrándole en 1904 “Hijo adoptivo predilecto” y dedicándole una calle y un bonito álbum con más de 700 firmas, “costeado por el elemento joven de la localidad”, según está escrito en la portada.
            Para entonces ya se habían trasladado a vivir con don Pedro sus padres y Carlos, el hermano menor. Decididos a permanecer en Guadix, habían llevado con ellos incluso un gran cuadro de la Inmaculada que tenía desde antiguo la familia, ante el cual según él mismo explicaba después, una tía abuela lo había ofrecido a la Virgen al nacer “para que me bendijera y para pedirle que si no había de ser buen cristiano me quitara la vida antes de ver la luz”. Siempre le tuvo un cariño especial.
            El Padre Poveda siempre fue muy devoto de la Virgen y también se grabó en él de modo muy singular el aludido cuadro de Nuestra Señora de Gracia, que presidía la “Ermita Nueva” de las cuevas. En 1934, dos años antes de su muerte, lo recordaba de esta manera:

             “Confieso ingenuamente que al subir yo a las cuevas de Guadix con un grupo de mis seminaristas, no pensé en otra cosa sino en una catequesis; que de nuestras visitas a la ermita de la Virgen de Gracia, titular de aquel sagrado recinto, medio cueva, medio capilla, surgió el plan de las escuelas y que la vocación a este género de apostolado tuvo su origen allí y las cambiantes posteriores, hasta llegar a la realización de su última etapa, la Institución Teresiana, ante otra imagen de nuestra Señora, en la Santa cueva de Covadonga”.

miércoles, 26 de febrero de 2014

San Pedro Poveda (1ª parte)

SAN PEDRO  POVEDA  CASTROVERDE

Signo para la Iglesia y el mundo de hoy

María Encarnación González Rodríguez
Directora de la Oficina para las Causas de los Santos de la Conferencia Episcopal Española

San Pedro Poveda fue un hombre sencillo, humilde, dialogante y audaz, con una marcada coherencia entre su sentir, su pensar y su hacer, mantenida con serena fortaleza entre la pluralidad y la contradicción. No se parecía a los que destacaron por su protagonismo en una época en que todos deseaban tener un papel muy importante en el complejo escenario de la vida nacional. Era de los que discretamente se tomaban en serio lo que había que hacer, cediendo los honores, los primeros puestos y las alabanzas a los demás. Pero todos le conocían. Sabían dónde estaba el Padre Poveda dispuesto siempre a escuchar y a animar.
Cada época histórica tiene sus posibilidades y sus retos, y también la suya, que fue el momento en que Europa se abría a la “modernidad”. Tenía 26 años cuando comenzó un siglo nuevo, el XX, nacido con el ansia de renovación que suele acompañar a esta circunstancia. Joven, animoso, decidido, a Poveda le parecía entonces que todo se podía conseguir y, entusiasmado a fondo con el propio ideal, más que lamentar lo mucho que estaba por hacer, prefirió comprometerse con lo que tenía a su alcance. Así lo hizo siempre. Y triunfó del todo, pero con un triunfo muy particular: llegar a ser un gran santo. Un santo de los que enseñan cómo se vive, y cómo se muere, por amor a Jesucristo.
            Cuando el Papa le proclamó Santo en la Plaza de Colón de Madrid el día 4 de mayo de 2003, dejó constancia de este acto, como en todo caso semejante, en un documento muy solemne: una Bula pontificia. Esta Bula, que está escrita a mano en pergamino y firmada de puño y letra por Juan Pablo II, después de la solemne fórmula de canonización y antes de los párrafos finales dice así: “Concluida la oración acostumbrada, hemos venerado a este varón excepcional y admirando su heroica laboriosidad y sus maravillosos ejemplos de fe, hemos invocado su patrocinio en ayuda de toda la Iglesia”. Es muy importante este  párrafo: el Papa solicita a favor de la Iglesia la intercesión de este gran santo, que vivió y murió por y para la Iglesia de Jesucristo.

Llamado a ser sacerdote

 Pedro Poveda Castroverde nació Linares (Jaén) el 3 diciembre del 1874 y fue bautizado en la Parroquia de Santa María  una semana después. Era el hijo mayor de don José Poveda Montes y de doña María Linarejos Castroverde, un matrimonio profundamente cristiano y que participaba mucho en el complejo ambiente local.
            Linares era un núcleo urbano importante, porque estaban en plena explotación sus minas de plomo que incluso atraían a emigrantes para trabajar en ellas, aunque tuvieran que vivir en condiciones muy duras, como por desgracia entonces sucedía en muchos lugares. También hubo quien acumuló grandes fortunas. Llena de contrastes, esta ciudad era un muestrario de todas las clases sociales, de los distintos partidos políticos del momento y de las tendencias culturales que se estaban dibujando o debatiendo en España.
            La familia Poveda pertenecía a una clase media culta, sensible a los problemas sociales, y con amigos entre los pobres y entre los ricos. Don José, el padre, era químico de una importante Sociedad minera y la madre se ocupaba de la numerosa familia, con cinco hijos varones.
            Pedro, que vivió su infancia en el amplio ambiente familiar, donde se integraban bien los abuelos, los tíos, los primos y demás parientes, manifestó pronto gran atracción por el sacerdocio. Él mismo cuenta su afición a las “misas” de niño, y nosotros podemos ver hoy los vestidos y ornamentos que cariñosamente le hacían las tías para celebrarlas. Sin embargo, aunque era muy buen cristiano, el padre no accedió inmediatamente a que cumpliera su deseo, porque prefería que consolidara bien esta vocación. Al fin, tras prolongada insistencia, le autorizó a que ingresara en el Seminario de Jaén cuando contaba quince años de edad, pero con la condición de que continuara a la vez los estudios de Bachillerato como, en efecto, ocurrió. Realizó este examen el 20 y 30 de septiembre de 1893. Pedro lo narraba después de este modo:

“Tuve que librar una batalla para que me dejaran ir al Seminario; mi padre se oponía porque tenía pensado que hiciera el grado de bachiller y creía que al ingresar en el Seminario dejaría el grado. No fue así, y el año que cursé en el Seminario el 6º, o sea, el 3º de Filosofía, terminé mi Bachillerato en el Instituto de Baeza con nota de sobresaliente en los dos ejercicios”.

            Prepararse para ser sacerdote, “fue la mayor alegría que pudieron darme. Yo soñaba con el Seminario y me pasaba la vida haciendo planes”, escribió también. En estos años de seminarista, que él recordó siempre con mucho cariño y gratitud, se esmeró en cumplir con sus obligaciones de estudiante y  en la caridad con los pobres. Fue elegido para comisiones y servicios, por considerarlo responsable y de gran confianza.
            Las dificultades económicas en que se vio la familia por la prolongada enfermedad reumática del padre, le obligaron a solicitar una beca, que le fue concedida en el Seminario de Guadix (Granada) por el nuevo Obispo de la diócesis, don Maximiliano Fernández del Rincón. Se trasladó allí en 1894. “Fui a Guadix con un entusiasmo loco ─decía después─ y con unos deseos de ser santo y de copiar de aquel varón insigne que mejores no podían ser”.
En Guadix terminó sus estudios a la vez que cumplía algunos servicios en la diócesis y el 17 de abril de 1897, Sábado Santo, fue ordenado sacerdote en la capilla del Obispado, donde también celebró su primera Misa solemne el día 21, Miércoles de Pascua. En adelante fueron estas las fechas personales que más recordó y celebró. En su agenda, al llegar estos días, aparecen expresiones como estas: “Aniversario”, “Bendito día”. Y solía repetir: “¡Señor! Que yo sea sacerdote siempre: en pensamientos, palabras y obras”.

            Permaneció en la diócesis de Guadix ejerciendo su ministerio de presbítero como Vicesecretario del Obispo y Secretario del Gobierno Eclesiástico, Profesor y Director espiritual del Seminario, Presidente de las Conferencias de San Vicente de Paúl y de la Obra de la Propagación de la Fe y, sobre todo, como persona de confianza del Obispo, que le encomendaba diversas misiones. También dedicó tiempo al estudio y en 1900 obtuvo en Sevilla el título de Licenciado en Teología. 

lunes, 24 de febrero de 2014

Los famosos recortes

Los famosos recortes

Estos últimos días está muy de moda las quejas de los funcionarios y otros tipos de personas por los “famosos recortes” del estado. Pero… y por “la dignidad de los demás” ¿nadie dice nada? ¿Es normal que un maestro escuela gane 2.500 € y un trabajador normal 1.000-y eso el que más-? Pero claro el que ha estudiado una carrera tiene más derechos que los demás; tiene que ganar el doble o triple más que los demás, y yo pregunto ¿por qué? Mientras que el universitario estudiaba, el trabajador estaba trabajando para que aquel pudiera sacar sus estudios ¿o es que alguno se ha costeado totalmente su carrera? Yo diría que de mil, a lo sumo diez, pero y ¿los demás? Eso de que estuvo estudiando 3, 5 o 7 años, no me vale de nada; porque si no hubiera sido por el trabajador, el otro no hubiese podido estudiar. Este mundo es una cadena en la que las personas somos eslabones y todos somos necesarios e imprescindibles, en el momento que se rompe un eslabón, la llevamos más de culo que san para atrás.
Todos los trabajos tienen sus responsabilidades, o ¿es que no la tienen: los conductores, los albañiles, los fontaneros, los comerciales, los contables, etc. etc. etc.? Entonces ¿por qué tiene que haber ciudadanos de 1ª, 2ª, 3ª… y tercer mundo? ¡Esto es injusto!, porque si una familia no puede vivir porque de los 2.200€ le han quitado 100 o 200€ y le han quitado la paga de Navidad ¿Cómo puede vivir la que gana 1.000 y aún mucho menos, y sin ninguna paga porque encima todas estas extras las tienen metidas en la nómina? Y los parados y sin subsidio ¿Cómo pueden vivir? ¿Y los que mueren de hambre? Estamos enojando a Dios y esto no es bueno; cada cual mira por su bolsillo y no hay empatía, así nos va. Miramos antes la paja en ojo ajeno y no vemos la viga que tenemos en el nuestro.

¿Por qué no luchar por un mundo más humano, más solidario y más justo; en el que todos nos llevemos como hermanos y nos preocupemos por los problemas de los demás? ¿Por qué nos preocupamos por nuestros rompecabezas, dándonos lo mismo el de los demás? Somos egoístas y miramos nuestro ombligo. Luchemos porque no haya hambre en el mundo, por la justicia y por la paz; y lo demás se nos dará por añadidura.   

domingo, 23 de febrero de 2014

Navidad, Fiesta sin precedentes

NAVIDAD, FIESTA SIN PRECEDENTES

Desde estas líneas me solidarizo con todas aquellas personas que en estas Navidades no van a tener ni siquiera un techo donde acobijarse; también con aquellas otras que teniéndolo no tienen ni para calentarse en estos días de tanto frío, pero de un calor fraternal incomparable. Me solidarizo con aquellas otras que le faltan algún ser muy querido y les digo que hay que demostrar ser feliz para hacer felices a los demás. Ni Dios ni nuestros seres queridos que están con Él, quieren vernos con caras tristes y amargando la existencia a los demás, tenemos que ser fuertes y acordarnos de que cuando a ellos le faltaron, nos daban calor y nos contagiaban con su alegría en una noche sin precedentes (pues cada Nochebuena es distinta), noche que tenemos la obligación- todo cristiano que así se hace llamar- de llevarla todas las noches del año para y con todos nuestros semejantes. No puede ser que en esta Noche estemos todos tan contentos y al día siguiente  estemos con envidias, orgullo, prepotencia, infidelidad… esto no puede ser, no es de ser persona y mucho menos cristiano. Todos nos tenemos que amar y querer como lo que somos, hermanos en Cristo Jesús.
Nuestros tiempos no son ni peores ni mejores que los de nuestros antepasados, son los tiempos que nos ha tocado vivir y por ello tenemos que darle gracias a Dios y no olvidarnos nunca de lo que nuestros padres nos enseñaron y así transmitir  a los demás, no callarnos ante tanta barbarie como oímos y como estamos viendo; decimos aquello de: “esta generación no es como la nuestra” y yo me pregunto, entonces ¿Por qué son así? Tan solo han pasado una- a lo sumo dos- generación, la culpa no es toda de ellos; no hemos sabido anunciarle todo lo que nuestros padres nos hicieron ver con su ejemplo de vida, vida en la que por encima de todo estaban los valores humanos y el pacto entre caballeros; no hacía falta papeles firmados ni nada por el estilo, solo con darse las manos era suficiente y ay de aquel que no cumpliera lo pactado. Vivimos una época en la que prima más la vida sin Dios que con Él, el ser cristiano nos compromete a llevar una vida ejemplar renunciando a muchos de los placeres mundanos y esto no es muy llamativo para ellos que digamos; es más fácil dejarse llevar por el impulso de los demás que decir ¡NO!, solamente quieren saber de derechos y las obligaciones para ellos no existen en su diccionario. Hay vecinos que no se conocen, personas que no quieren saber nada de los demás, y más, si esto les comprometen en algo, solo vale el ser “primero yo, luego yo y si sobra algo para mi” Muchos de estos humanos no han recibido esta forma de vida, entonces yo me pregunto ¿Qué ha pasado? ¿Quién o qué ha fallado? ¿Por qué vemos la paja en el ojo ajeno y no la viga en el nuestro? No le demos más vueltas, nadie y todos somos culpables; nos gusta ir a la última moda y seguir las tendencias novedosas y esto es lo que verdaderamente nos ha llevado al caos en el que vivimos, porque entre otras, la novedad es  no tener ninguna creencia, sólo la del bolsillo y la diversión y tener derecho a todo.

Estas fiestas van a ser muy especiales para muchas personas; decimos aquello de: “la Navidad es siempre igual” pero ¿de verdad son todas iguales? Desde el año anterior ¿no ha sucedido algo diferente a las otras? Nuestros corazones ¿saben llenarse de amor y entendimiento? Si solamente nos fijamos en los que este año no están con nosotros, sin hacer nada para que nuestro interior reconozca que la Navidad es AMOR y ALEGRÍA, somos los más mezquinos de la tierra. Un cristiano nunca puede estar triste, la alegría es nuestra insignia, las obras de caridad nuestra preocupación y la fe y la esperanza nuestra meta, todo esto amasado con el amor a Cristo, hace un escudo que no hay ni sobre la tierra ni en las noches oscuras quien lo pueda traspasar. Que estas Navidades estén llenas, para todo el mundo de: alegría, paz, amor y caridad, sin olvidarnos de nuestros hermanos que lo están pasando verdaderamente mal.  

Diez caminos para ser felices

CAMINOS PARA APRENDER A SER FELICES
"Los humanos no nacemos felices ni infelices, sino que aprendemos a ser una cosa u otra y que, en una gran parte, depende de nuestra elección el que nos llegue la felicidad o la desgracia. No es cierto, como muchos piensan, que la dicha pueda encontrarse como se encuentra por la calle una moneda o que pueda tocar como una lotería, sino que es algo que se construye, ladrillo a ladrillo, como una casa. La felicidad nunca es completa en este mundo, pero, aun así, hay raciones más que suficientes de alegría para llenar una vida de jugo y de entusiasmo y que una de las claves está precisamente en no renunciar o ignorar los trozos de felicidad que poseemos por pasarse la vida soñando o esperando la felicidad entera. No hay recetas para la felicidad porque no hay sólo una, sino muchas felicidades, y cada hombre o mujer debe construir la suya... No obstante, sí hay una serie de caminos por los que se puede caminar hacia ella:
1. Valorar y reforzar las fuerzas positivas de nuestra alma. Descubrir y disfrutar de todo lo bueno que tenemos. Sacar jugo al gozo de que nuestras manos se muevan sin que sea preciso para este descubrimiento las manos muertas de un paralítico.
2. Asumir después serenamente las partes negativas de nuestra existencia. No encerramos masoquísticamente en nuestros dolores. No magnificar las pequeñas cosas que nos faltan. No sufrir por temores o sueños de posibles desgracias que probablemente nunca nos llegarán.
3. Vivir abiertos hacia el prójimo. Pensar que es preferible que nos engañen cuatro o cinco veces en la vida que pasamos la vida desconfiando de los demás. Tratar de comprenderles y de aceptarles tal y como son, distintos a nosotros. Pero buscar también en todos más lo que nos une que lo que nos separa. Ceder siempre que no se trate de valores esenciales con nuestro egoísmo.
4. Tener un gran ideal, algo que centre nuestra existencia y hacia lo que dirigir lo mejor de nuestras energías. Caminar hacia él incesantemente, aunque sea con algunos retrocesos. Aspirar siempre a más, pero no a demasiado más. Dar cada día un paso. No confiar en los golpes de la fortuna.
5. Creer descaradamente en el bien. Tener confianza en que a la larga -y a veces muy a la larga- terminará siempre por imponerse. No angustiarse si otros avanzan aparentemente más deprisa por caminos torcidos. Creer en la también lenta eficacia del amor. Saber esperar.
6. En el amor, preocuparse más por amar que por ser amados. Estar siempre dispuestos a revisar nuestras propias ideas, pero no cambiar fácilmente de ellas.
7. Elegir, si se puede, un trabajo que nos guste. Y, si esto es imposible, tratar de amar el trabajo que tenemos, encontrando en él sus aspectos positivos.
8. Revisar constantemente nuestra escala de valores. Cuidar de que el dinero no se apodere de nuestro corazón, pues es un ídolo difícil de arrancar de él cuando nos ha hecho sus esclavos.
9. Descubrir que Dios es alegre, que una religiosidad que atenaza o estrecha el alma no puede ser la verdadera, porque Dios o es el Dios de la vida o es un ídolo.
10. Procura sonreír con ganas o sin ellas. Estar seguros de que el hombre es capaz de superar muchos dolores, muchos más de lo que él mismo sospecha.”



                                             + P. José Luis Martín Descalzo

Dignidad humana

Dignidad humana


La totalidad de la humanidad pide respeto, esto es todo un derecho para todos, pero hay algunos que lo hacen con más ahínco y lo tienen como buque insignia. Son de los que, y a la primera de cambio, están llevando a los juzgados cualquier ofensa por pequeña que sea. Pues bien en estos días se han cometido muchas ofensas, no solo a la Iglesia Católica, sino y también a personas, físicamente hablando, en las JMJ. Se podía ver pancartas ofensivas  con el anagrama de izquierda unida, yo todavía no he oído pedir perdón al señor Lara. Estamos con la famosa ley del embudo, que tanto ellos han criticado toda su vida. Y yo ahora me pregunto ¿y ahora qué?, a mí se me cae la cara de vergüenza de la imagen que hemos dado al mundo entero. SEÑOR LARA, SI LE QUEDA LA MÁS MÍNIMA VERGÜENZA Y DIGNIDAD, COMO PERSONA Y COMO ESPAÑOL, YO LE PIDO QUE PÚBLICAMENTE PIDA PERDÓN, PRIMERO A LA IGLESIA CATÓLICA, SEGUIDO DE S.S. EL PAPA BENEDICTO XVI Y TERMINANDO CON LA CANTIDAD DE JÓVENES QUE HABÉIS MASACRADO CON VUESTRAS LAMENTABLES ACTITUDES.¡ Hasta incluso pegarle a un niño de 14 años!. Y al señor Zapatero también le pido responsabilidades. ¿Hay que ser gay para tener todos los derechos y respetos? ¿Hay que ser de izquierdas para ser los más importantes? Pues yo le digo que no, pues todos tenemos los mismos derechos y obligaciones y somos igual de importantes. Que sus derechos terminan donde empiezan los míos. 

Amor hacia nuestros padres

AMOR HACIA NUESTROS PADRES.

No hacemos caso de la educación recibida de nuestros padres, y así nos va, luego le echamos la culpa de los problemas de la juventud, a otros o incluso a ellos mismos, o sea a la nueva generación, cuando toda la culpa no la tienen ellos.
En la generación anterior, hablemos de los años 60 y 70 no me voy más atrás, había un respeto y una forma de vivir muy distinta a la que tenemos en hoy día. Antes, por ejemplo, los abuelos cabían en las casas, en hoy día, y a las primeras de cambio, nos deshacemos de ellos llevándolos al Asilo, geriátrico o residencia adaptada para estos. Recuerdo que mi madre, sobre todo en invierno, dado que había más tiempo para estar en casa, me contaba muchas historias que a ella le habían contado sus antepasados, y en mi mente tengo casi todas, pero ahora voy a contar dos que vienen al caso. Me decía, mira hijo, no hagas a los demás lo que a ti no te gustaría que te hiciesen, y al calor del brasero de picón, empezó a contarme que iban un padre, ya metido en años, y su hijo, camino del sendero, hacia la ciudad y que cansados se sentaron en una roca. El padre, con lágrimas en los ojos, le dice: hay que ver lo que es la vida, en esta misma piedra nos sentamos tu abuelo y yo cuando lo llevaba al asilo. Pero la que más me impacto fue la siguiente: le dice el padre al hijo, anta Javi ves y tráete la manta que hay en el corral para llevar al abuelo al asilo, para que no le dé frío. Al cabo del rato llega Javi con la manta y se la da a su padre; este asombrado le dice: hijo, aquí hay media manta ¿Dónde está la otra mitad? Y Javi le responde, (lleno de tristeza, incomprensión e impotencia): la otra parte la he guardado para cuando tú estés metido en años, como el abuelo, llevarte yo al asilo.
Y por si fuera poco, se han inventado esto de “la muerte digna”. Se trata a las personas, yo diría, peor que a los animales, pues a un perro con años les da lástima matarlo, dándole las máximas de vueltas para ejecutarlo. ¡Pero bueno!, ¿qué está pasando?; los ajetreos de la vida ¿pueden llegar hasta tal punto? ¿Nos estamos deshumanizando? ¿No tenemos temor de Dios? O es que nos acomodamos en el sillón de los derechos, dejando a un lado las obligaciones y el respeto hacia nuestros mayores. ¿Puede la comodidad hacernos peor que los animales? Eso que se dice: “es que en mi casa no hay sitio, sólo tengo una cama para cada uno de mis dos hijos y la nuestra de matrimonio”. Yo a estas personas le digo que en queriendo todo es posible, pero claro, hay que querer. Hasta el abuelo, matrimonio y dos hijos, cabían en una cama de matrimonio y ahora con tres camas, no hay sitio para el que está chocheando, para el que dio su vida por sus hijos ¡qué pena! Pero luego algunos (que no todos) acallarán sus conciencias, yendo a por ellos para la cena de Navidad. ¡Qué falsos e hipócritas somos! ¿Qué pasa, es que el resto del año no se nos remueve la conciencia? ¿Sabemos bien lo que es Navidad? Navidad no es solo comer pavo, polvorones y hacer regalos, es algo más; Navidad es Amor, es saber que el Niño Dios ha venido al mundo para redimirnos de nuestro pecado, para abrirnos la puerta del Cielo y para recordarnos que como ese día deben de ser todos sin excepción, los 365 días del año. Porque como dijo san Agustín: “Ama y haz lo que quieras” porque el que ama no puede hacer daño a nadie. No sabéis muy bien el daño tan tremendo que le hacéis a vuestros padres con alejarlos del calor del hogar; por muy bien atendidos que estén (y que de hecho lo están), por muchas visitas que le hagáis; aunque ellos os digan que están bien “NO SON FELICES”, les falta la medicina más importante, la del calor del hogar, el calor de los suyos. Porque no olvidéis que para ellos lo más importante sois “VOSOTROS”, sus hijos e hijas y nietos.
Hay un porcentaje mínimo de abuelillos, que por su incapacidad, es casi imposible atenderles en su hogar, por la atención médica que deben de tener. Aun así voy a exponer una frase del Eclesiástico que dice: ¡Hijo, cuida de tu padre en su vejez y aunque haya perdido la cabeza, sé indulgente, no le desprecies en la plenitud de tu vigor!

Al calor del hogar

                                        AL  CALOR  DEL  HOGAR
                                     
En un lugar, no muy lejano, estaba una familia, sentada, al confort de la hoguera, en el salón de su casa. Era un otoño muy duro en puertas de entrar el invierno. La familia estaba formada por: La abuela, los padres y dos hermanos- Pedrito y Sara-. Pedrito estaba en edad de prepararse para su primera Comunión y asistía a catequesis. Tenía siete años, y había oído hablar en esta sobre el Adviento, pero no lo tenía muy claro. Rompiendo el hielo, le pregunta a la abuela: Abuela ¿qué es el Adviento? La abuela que era una mujer Católica y puesta en todo esto de los tiempos Litúrgicos le contestó y dijo: Pedrito, Adviento quiere decir que Alguien viene y ¿quién crees que viene? Pedrito le contestó: pues el niño Jesús. La abuela le dice, efectivamente, Cristo viene y durante cuatro domingos antes de Navidad, nos preparamos para recibirlo en nuestros corazones. Jesús llama en las puertas de nuestras almas y nosotros le tenemos que recibir con toda la alegría de nuestro ser y abrirle las puertas de par en par y decirle: Ven, Entra, Jesús de mí vida y mora en mi corazón para siempre, pues sólo quiero ser Tuyo. Y ¿cómo se hace eso?- le pregunta Pedrito- ¿cómo se abren las puertas del corazón? Esta le contesta: pues muy fácil, rezando y haciendo el bien por los demás. No sólo vale darse golpes de pecho, hay que actuar, ayudando a los más necesitados y hay que cumplir los diez Mandamientos y que estos se cierran en dos: amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. Abuelita ¿quién es el prójimo? Son todos los hombres y mujeres, niños y niñas, en definitiva, todos nuestros hermanos, pues todos tenemos a un mismo Padre que es Dios nuestro Señor.
Sara, que tenía cinco años, le dice a la abuela: abuelita hoy he oído que una niña de sexto curso se ha quedado embarazada y que sus padres están decididos a que aborte ¿cómo puede ser esto? Esos papás van a matar a un bebé. Y llorando se echó sobre el delantal de su abuela. Esta, consolándola y acariciando su cabello le dijo: Hija mía, vivimos en un mundo muy loco y no hay temor de Dios.  Esos papás tenían que haber educado a su hija como tus papás te están educando a ti y a tu hermano, porque existen los derechos pero también las obligaciones y estos dos tienen que ir ligados. Tan malo es todo derechos como todas obligaciones. Habría que ver como se ha criado esa niña, y Pedrito, saltó como una centella, y dijo: pues he oído también que sus padres están divorciados y todos callados se miraron a los ojos y con los semblantes entristecidos. La abuela, abriendo la palabra de nuevo dijo: veis esa pobre niña está hambrienta de amor y de orden en la familia y ahora cuando ya no tiene solución, en una voz, saltan los padres y dicen que tiene que abortar. ¡Dios mío a donde vamos a llegar! Toda edad tiene sus formas de vida y ahora vosotros- dirigiéndose a los niños- tenéis que vivir vuestra edad y que es muy bonita, ya tendréis tiempo de ser adultos y vivir como adultos. Ahora tenéis vuestras ilusiones y vuestros sueños llenos de fantasía, seguir así ¡ah! Estamos en puertas de llegar a la Navidad y después los Reyes Magos.
Sara y Pedrito, cambiando de semblante, se miraron a los ojos, los dos los tenían llenos de felicidad y les brillaban cómo dos estrellas a cada uno. A Pedrito, poco a poco, le fue cambiando su cara y sus padres les pregunta: Pedrito ¿te estás entristeciendo?, este les dice: sí, porque me ha dicho un compañero de clase que los Reyes no existen, que es una invención. Su mamá, con toda la dulzura del mundo, le dice: Pedrito, tenéis que vivir vuestra inocencia y niñez. En cuando a ese compañero tuyo, no le hagas caso, los Reyes Magos existen y la noche del cinco al seis de Enero se convierte, por la Gracia de Dios, en una noche mágica y todos los niños, cuyos padres son Católicos, del mundo reciben sus juguetes, unos más y otros menos pero todos los reciben. Por cierto ¿habéis escrito la carta a los Magos de Oriente? Pedrito y Sara se volvieron a mirar a los ojos y salieron corriendo a coger un papel y un bolígrafo y llenos de amor en vez de pedir para ellos, pidieron para sus papás, abuelita y... La niña embarazada. Pidiéndole a los Reyes que esta no abortara y un sonajero para el bebé.


¿Que pasa con el Papa, el buey y la mula?

¿QUÉ PASA CON EL PAPA, EL BUEY Y LA MULA?

Ana Belén, un niña de nueve años, estaba preparando su portal de Belén, tan entusiasmada que gozaba de alegría por los cuatro costados y fue que al poner la mula y el buey, su hermano, mayor que ella, empezó a reírse y le decía: bah que tonta ¿porqué pones el buey y la mula? ¿No has oído lo que ha dicho el Papa? “el buey y la mula no estaban en el Portal”; Belén (que así la llamaban en casa), llena de desilusión, le empezó a decir que era un embustero, que quería hacerle rabiar y que eso no lo dijo el Papa. El hermano, mofándose de ella, le decía: que no, pues mira lo que dice la tele; cuando Ana Belén oyó y vio lo que decía, que era  lo que su hermano le comentaba, se puso muy triste y se le saltaron unas lágrimas. Pasó toda la noche sin poder dormir y se decía: ¿Cómo puede ser que el Papa haya dicho esto? Siempre se han puesto los dos animales, como ahora dice que no fue así; ¿Quién le dio calor al Niño Jesús? Y desconsolada, no paraba de llorar y de no entender aquella situación. Belén estaba destrozada, hecha añicos, incluso llegó a pensar que toda su vida habían vivido en un puro engaño. Su mamá al oírle suspirar, se acerco a su cama y le preguntó: hija mía ¿Qué te pasa? Ella, en un puro suspiro, le contó lo que le había sucedido y decía: “mamá, no puede ser que el Niño Jesús no tuviera al buey y la mula”, ¡con el frio que hace en diciembre!; y su madre, con una mirada tierna, y, sin saber que decirle, para consolarla le dijo: Belén, mañana tienes catequesis ¿verdad?, si mami, mañana es jueves; y su madre le dijo: pues mira yo no sé contestarte, pero seguro que tu catequista te da la solución, así es que duérmete y mañana ya verás cómo te explican todo esto; sí mamá, así lo voy a hacer. Y Ana Belén se quedó profundamente dormida, pero como estaría, que hasta soñó con un Belén sin mula ni buey. Llegó la hora de levantarse y sonó el despertador, la niña se encontraba fatigada, pues no pudo dormir en condiciones y un poco cansadilla se fue al cole. Deseaba ardientemente, que llegara la hora de la catequesis para que su catequista le hablara sobre el tema.
Por fin llega la hora y su mamá la arregla para ir a la catequesis, ella estaba en ascuas vivas hasta encontrarse con la persona que le despejara sus dudas y su incomprensión; ya en el aula, con sus compañeros, comenzaron a hablar sobre el adviento; y el catequista les pregunta ¿Qué es el Adviento? Cada uno daba su versión, Belén levantó la mano y cuando le fue posible dijo: Adviento quiere decir que alguien viene y ese alguien es Jesús, pero (fijándose en el catequista) ¿es verdad que el Papa ha dicho que en el Belén no había ni buey ni mula? El catequista, mirándola con mucha dulzura, llamó a la atención de todos los demás y les comenta: vosotros que decís a la pregunta de Belén, todos sorprendidos por la pregunta de la niña, no sabían que contestar, y, los treinta ojos fijos (con cierta ignorancia) en el catequista, esperaban una respuesta. Este le pregunta a la niña ¿tú qué crees?; Que no es verdad, pero entonces ¿Por qué lo dice la tele?; Veréis, el Papa nunca ha dicho que no hubiera mula ni buey – el semblante de Ana Belén cambió y sus ojos brillaban como las estrellas-, lo que dijo es que los Evangelistas no comentan este detalle en sus evangelios, y esto es verdad: San Mateo, San Marcos- que no menciona nada sobre la Encarnación-, San Lucas, que es el que más detalles da sobre el nacimiento de Jesús- y San Juan, que empieza: al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios y el Verbo era Dios… pero ¿sabéis de que viene lo del buey y la mula?, todos los niños se miraban unos a otros llenos de incógnitas; Veréis, fue ochocientos años antes de que naciera Jesús, que había un profeta que se llamaba Isaías y dijo lo siguiente: “El buey conoce a su amo, y la mula el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende” (Isaías 1, 3).
También Habacuc, otro profeta (seiscientos años antes del Nacimiento de Cristo), dijo: ¡En medio de dos seres vivientes… serás conocido; cuando haya llegado el tiempo aparecerás!, (versión griega de Habacuc 3, 2). Con los dos seres vivientes se da a entender claramente a los dos querubines sobre la cubierta del Arca de la Alianza que, según el Éxodo, indican y esconden a la vez la misteriosa presencia de Dios. Así, el pesebre sería de algún modo el Arca de la Alianza en la que Dios, misteriosamente custodiado, está entre los hombres, y ante la cual ha llegado la hora del conocimiento de Dios para ‘el buey y la mula’, para la humanidad compuesta por judíos y gentiles.
“En la singular conexión entre Isaías, Habacuc, Éxodo y el pesebre, aparecen por tanto los dos animales como la representación de la humanidad, de por sí desprovista de entendimiento, pero que ante el Niño, ante la humilde aparición de Dios en el establo, llega al conocimiento y, en la pobreza de este nacimiento, recibe la epifanía, que ahora enseña a todos a ver. La iconografía cristiana ha captado ya muy pronto este motivo”. ¡Ninguna representación del nacimiento renunciará al buey y a la mula!
Ana Belén se quedó como en las nubes y con los ojos llenos de alegría le dice al catequista: ¡gracias, lo he entendido muy bien!
Cuando su mamá fue a recogerla se quedó perpleja y dándole un beso le dijo: “todo muy bien, ¿verdad hija?”, sí mami, todo aclarado; y se lo fue explicando todo, con pelos y señales, por el camino. Cuando llegó a casa puso el buey y la mula en un lugar del Portal donde se veía a la perfección y le explicó a su hermano lo que de cierto pasaba entre el Papa, el buey y la mula. Este no haciéndole mucho caso la ignoró, pero Belén era la niña más feliz del mundo; como seria que aquella noche, en sus sueños, volvieron el buey y la mula. Belén aprendió que las cosas no hay que tomárselas a la ligera y que antes de criticar hay que preguntar; antes de amargarse hay que confiar en Dios y no hacer caso de los chismorreos públicos.

¡No todo, es lo que parece!          

Como la vida misma

COMO LA VIDA MISMA

Cuando uno es joven, esa juventud tirando a adolescencia, se piensa que sabe más que nadie y se tira al mundo de cabeza, sin hacer caso de nadie,  incluido sus padres. Se cree que se va a comer al mundo y no sabe que es carne de cañón, de eso se entera más tarde, cuando en muchos casos ya es demasiado tarde. Las amistades tienen mucho que ver; ¡somos jóvenes, los viejos están chocheando y no nos entienden! Hay que estar de parte de los partidos políticos que defienden a los pobres y no a los ricos. La Iglesia es  dominante y los curas, sin hacer nada, tienen sus pagas, más lo que pueden cepillarse, no hay que creer en los curas pues son unos fachas y defienden la Palabra de Dios, porque es lo que a ellos le da de comer; abajo la Iglesia, viva los partidos  contrarios a la Iglesia, esos son los que nos interesan, y macho nos entiende a la perfección y están de nuestra parte. Y uno hace caso de esos comentarios y le sigue como un corderillo y lo malo del tema es que algunos no se acuerdan de esos momentos en los que en su casa no tenían ni para comer; pues, o su padre se había quedado en el paro, o había caído enfermo y con la paga que recibía no le llegaba ni para la primera quincena, y el resto de los días del mes ¿Cómo se apañaban? ¿Quién les daban de comer? Y cuando llegaban los fríos del duro invierno ¿Quién los arropaban para que no pasaran frío? Ya que a ciertas edades las ropas no valen de un año para otro, se quedan chicas, y, sí, cuando hay varios hermanos pasa de uno para el otro, pero y al mayor y la mayor ¿Quién les compraban los abrigos y ropa necesaria? ¿Los políticos de turno? ¿Los amigos que ahora le inculcaba para criticar a la Iglesia y a los curas? No, estos sólo se dedican a criticar. Entonces ¿Quién les ayudaban? Al llegar la Navidad ¿Quién les daban los clásicos mantecados y polvorones? ¿Quién les decían que la familia es lo más importante y hay que velar y cuidar por ella? ¿Los políticos de turno? ¡No! Estos lo que defienden son los derechos, la unión entre homosexuales y el divorcio, esto es lo que ellos, entre otras cosas, defienden.
¡Qué hermosa y bonita es la juventud en todas sus directrices, incluida la adolescencia! Y a la vez que traicionera. Salimos al mundo con los ojos cerrados; al principio nuestro padre es un sabio que todo lo sabe y después lo tratamos peor que al mayor enemigo que podamos tener. Nos hacemos individualistas para con ellos, pero claro, nos tienen que seguir manteniendo, porque es su obligación. O sea que nos separamos en lo que nos interesa, ¡pero bueno, se puede ser más cruel! Luego a cierta edad nos acordamos de los viejos, cuando en muchos de los casos ya no tiene solución, y ellos como buenos padres y después de todo lo que le hemos hecho padecer, están intercediendo ante Dios por nosotros. Es entonces, en la madurez de nuestras vidas, cuando nos damos cuenta de los ingratos e imbéciles que hemos sido y que hemos tenido la “enfermedad de la juventud” acordándonos de que los únicos que nos han ayudado de siempre, ha sido “LA IGLESIA CATÓLICA”, la única que durante veintiún siglo está ayudando a todos los pobres, y no solo de nuestro pueblo, sino y también de todo el mundo. Ahora que llega la Navidad, y a través de Cáritas (que es Iglesia) y de manos unidas (que es de la Iglesia) No queda ni un rincón del orbe que se quede sin  lo más necesario para estos días y que en muchos de los casos, no debemos de olvidar, que es más importante una sonrisa,  un buen trato y un saber escuchar, que mucha palabrería, son los nuevos necesitados de nuestros días “los ancianos” solitarios que lo único que quieren es que alguien les escuche. También de ellos cuida la Iglesia, y es curioso cuando la mayoría de estos (y de los que acuden a por alimentos) nos dicen que antes estuvieron en el Ayuntamiento y que los derivaron a la Iglesia; ¡los mismos que critican a la Iglesia!
En la madurez de nuestras vidas es cuando nos damos cuenta que todos esos que en nuestra juventud nos entendían y estaban de nuestra parte, lo hacían por intereses propios y no porque estuvieran de nuestro lado.
Pero si hay algo que debemos de tener en nuestra mente y en nuestro corazón es la inocencia y el buen obrar que teníamos en nuestra niñez, es la única manera de no ir con la coraza de “todo el mundo es malo”, porque eso de: piensa mal y acertarás, no es de ser buen cristiano; y así darle a todo el mundo lo mejor de nosotros mismos. Esto hay que hacerlo en Navidad y todo el año.
¡Ojala y esta Navidad veamos a la Iglesia como lo que es, ya que Iglesia somos todos, cuya cabeza es Jesús!
 

La fe en la calle

LA FE EN LA CALLE
La fe en la calle yo la tengo comparada con los billetes de doscientos euros; que todo el mundo sabe que existen pero nadie los ve. Por la profesión que tengo, estoy todo el día de un negocio en otro y oigo y veo cada cosa que me quedo sin palabras, ¿cómo puede haber personas que profesan la fe católica y luego se muestran pasivas ante temas como: el aborto, la eutanasia, la xenofobia, la creencia religiosa…? las ves en conversaciones callejeras que claman al cielo y no dicen nada, se callan, no defienden los principios católicos; y luego las ves dándose golpes de pecho. Dios nos libre de esta forma de ser, porque (como decía san Pablo) no son ni fríos ni calientes, la tibieza es lo peor que hay; no se puede estar encendiendo una vela al diablo y otra a Dios, si eres de Dios y te sientes cristiano no te puedes callar ante semejantes atrocidades, ante esto yo me pregunto ¿de qué sirvió la sangre derramada por nuestros antepasados los santos mártires? ¿Y la de Nuestro Señor Jesucristo? Ellos no se callaron y dieron sus vidas por defender la única Verdad. ¿Qué comunión tenemos con nuestros hermanos misioneros que están en tierras de persecución Cristiana, dando su vida por lo único que de verdad merece la pena? Y eso que no tenemos que derramar ni una gota de sangre. ¿Esta es la fe que quiere Dios?, por supuesto que no, tenemos que sentirnos evangelizadores, y como laicos que somos defender (de obra y de palabra) la Palabra de Dios y no callarnos ante las barbaridades que se oyen en la calle y más si se dirigen a nuestra persona; hay un refrán que dice: “el que calla otorga”, callándonos nos hacemos como ellos y esto Jesús no lo quiere. No tenemos que sentir nada de vergüenza ni de cortedad el ir en contracorriente, en no dejarnos llevar por la masa; tenemos que tener en cuenta que los enemigos del alma son: mundo, demonio y carne; así nos lo enseñaron de pequeños y así lo tenemos que practicar. Para curar una enfermedad, primero tenemos que reconocerla y después actuar; la enfermedad que tienen muchas personas, que se dicen católicas, es la de la pasividad y esto hay que cortarlo de raíz, de un tajo y pregonar a los cuatro vientos que Dios existe y que nos hizo por amor. No pasar de los comentarios venales que se escuchan en las plazas, calles, bares… no nos tenemos que callar y con la fe, que Dios nos ha dado, defender los principios de  todo cristiano, llegando a ser practicante y no pasivo o de conveniencias.
En la calle- los que nos sentimos cristianos practicantes- tenemos una ardua tarea; pues nos torpedean con muchas blasfemias e ignorancias sobre lo tocante a las virtudes teologales; en la que nos ocupa, hay un desconocimiento supino, y, como consecuencia, un ateísmo ya demasiado grande. La fe, para ellos, es que no le falten el dinero para sus caprichos; llámense drogas, orgías, saraos,  bienestar materialista…; despreocupándose de los compromisos que se adquieren al ser cristiano y seguir las pautas marcadas en los Diez Mandamientos.

Somos el foco de atención de todos los demás y, a la más mínima, no los echan en cara. Tenemos una responsabilidad tremenda, dado que no nos podemos callar ante tanta blasfemia como se dice, y tan mal ejemplo como se le está dando a la juventud. Yo concretamente, para algunos soy “el curilla”, pero bendito seudónimo, porque, aunque no lo soy, sí que me glorío y me gozo de mi fe, fe, que todos los días le pido a Dios que me aumente.

sábado, 22 de febrero de 2014

Momentos de melancolía

MOMENTOS DE MELANCOLÍA



¿Tiene el amor fronteras?
El verdadero amor ¿se puede olvidar?
El amor que deja huella y no cicatrices ¿se puede reemplazar?
El amor todo lo puede,
el amor se lleva cogidos de la mano,
no uno delante y el otro detrás, los dos juntos
caminando por caminos de rosas y de espinas,
caminos de felicidad y de apriscos;
porque en los momentos difíciles y oscuros
el que va delante, va solo y se puede perder,
tanto como el que va detrás.
La felicidad es cosa de dos,
el amor es cosa de dos,
la división es cosa de dos.
Si todo en la vida es cosa de dos
¿Por qué nos hacemos daño?
¿Por qué nos gritamos?
¿Por qué nos odiamos?
¿Por qué, por qué?
La vida es una maravilla
y como nos empeñamos en enturbiarla
y hacerla más oscura que el carbón,
más negra que la penumbra del ocaso,
más solitaria que las una
¿Por qué tanto ego?

La soledad hace daño, mucho daño.
Amor mío ¿Dónde estás?
¿Dónde tus alientos?
¿Dónde tu mirada?
¿Dónde tu amor?
Te fuiste sin avisar,
sin decir nada y me dejaste por otro Amor,
yo ansío también ese Amor, lo quiero, lo anhelo con tantas fuerzas
que me muero, porque no muero.
¿Dónde mi amor?
¿Cuándo mi Amor?
Señor aquí me tienes.
Como el cervatillo quiere el agua para beber,
así quiero yo mis dos amores:

El tuyo, cariño y el tuyo, mi Dios.