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domingo, 19 de junio de 2016

Reflexiones de un loco de Linarres

Reflexiones de un loco de Linares
No culpo a nadie de mis desilusiones ya que el único culpable soy yo, por esperar de ciertas personas la esencia que no tienen; es como esperar que una higuera de melones,  imposible.
Tengo algunos años y siempre caigo en lo mismo, porque confío demasiado en las personas y pienso que son como yo, por lo menos con los que más me codeo y creo conocer. Después me siento mal y me digo aquello de “no me volverá a pasar” y luego meto la pata a las primeras de cambio. La verdad es que no paso a creérmelo pero recibo el pellizco cuando veo los resultados contrarios a mis planes a cerca de ciertos sujetos. Me siento mal cuando tengo que reconocer que soy segundo plato para los demás, cuando ellos para mí son el plato principal. No, ellos no tienen la culpa, la tengo yo. Esta vida me ha dado, y me sigue dando, muchos revés pero también me he encontrado con personas maravillosas, personas que cuando las he necesitado han estado ahí, ofreciéndome, no solo su apoyo moral, todo lo que tenían en sus manos. Algunos me han demostrado con el tiempo que no lo hacían por mí al cien por cien sino por otras circunstancias y entonces me doy cuenta de lo que soy para estas personas. Hay otras que se mantienen fieles a su amistad hacia mí y estás son las que tengo que valorar y cuidar como oro en paño.
Todo lo que he hecho en esta vida ha sido pensando en hacer el bien; algunas me han salido como yo pensaba, otras no, pero nunca he obrado con maldad alguna. Tengo la conciencia muy tranquila aunque me autocritico mucho y me digo “Jose, lo has podido hacer mejor” o me paso los días enteros dándole vueltas a la cabeza y cavilando en que he fallado, que es lo que he hecho mal, para que no saliera el plan como me había pensado, llegando a la conclusión de que soy humano, pero no me quedo satisfecho con esta deducción y aunque los daños que me hacen los demás se me pasan enseguida los míos propios causados a los demás o a mí mismo los tengo toda mi vida.

Desde estas líneas pido perdón a todas las personas que se sientan doloridas por mis comportamientos, pero también quiero que sepan que  nunca les quise hacer daño. El mal que yo quiera para alguien que me venga a mí.    

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