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miércoles, 30 de abril de 2014

BREVE HISTORIA DE LOS PAPAS MÁS RELEVANTES Hasta el año 1198. Papa Celestino III nº 175

142º Papa.- Sergio IV, reconoció la orden de los Camaldulenses de san Romualdo.
143º Papa.- Benedicto VIII, preocupado por los vicios que corrompía al clero y la práctica de la simonía, que se había hecho común, convocó, con el apoyo del emperador Enrique II, un sínodo en Pavía, en 1022, en el que se decretaron severas condenas contra los sacerdotes que practicaban la simonía y los que no respetaban el celibato sacerdotal.
Incorporó el credo de Nicea a la misa, y, teniendo en cuenta las reformas que patrocinó, aparece hoy como un claro precursor de Gregorio VII.
144º Papa.- Juan XIX (1024-1032)
145º Papa.- Benedicto IX, primer periodo, sobrino de Benedicto VIII y de Juan XIX. Tenía entre 12 y 15 años cuando fue nombrado Papa, por imposición de su padre, Alberico.
Ocupó el trono pontificio por tres veces: de 1032 a 1044, en 1045 y de 1047 al 1048.
Fue un Papa al que habría que olvidar pues suscitó la pornocracia y los cronistas de su tiempo decían que era increíble poner tantas bajezas como había cometido junto con tanto que no tenía de Papa.
El escudo pontificio, con las llaves de Pedro, fue creado bajo su pontificado. Quedó entre las costumbres del papado la tradición de que cada Papa elija su propio escudo, sus propios blasones.
Ante tan mal Papa, Dios obsequió al mundo con una generación llena de santos, como: san Esteban de Hungría, san Eduardo, san Enrique etc.
146º Papa.- Silvestre III (1045)
147º Papa.- Benedicto IX segundo periodo (1045)
148º Papa.- Gregorio VI, se valió de lo que estaba de moda en su época- comprar el sillón pontificio por 1500 libras de oro a su primo y ahijado Benedicto IX-, para hacer el bien y sustituir a todo aquel que no era digno del papado y apartarlo de él.
149º Papa.- Clemente II, cumplió en parte las esperanzas de san Pedro Damiano, ya que, con el apoyo del emperador Enrique III, trató de reformar la vida del clero y poner fin a la simonía, convocando un concilio que la condenó, y preocupado por el poder alcanzado por los obispos- condes, procuró limitarlo, venciendo la resistencia del obispo- conde Ariberto de Milán.
150º Papa.- Benedicto IX, tercer periodo, siguiendo el consejo de san Bartolomeo y, arrepentido de su agitada vida, renunció al pontificado y se hizo monje de san Basilio, en Grottaferrata (Roma), donde murió en diciembre de 1055 y está enterrado.
151º Papa.- Dámaso II (1048)
152º Papa.- San León IX, entró descalzo en la ciudad en señal de humildad.
Supo iniciar la reforma de la Iglesia, ayudado por el monje benedictino Hildebrando, futuro papa san Gregorio VII, y por san Pedro Damiano. Convocó el Concilio de Letrán y los Sínodos de Pavía, Reims y Maguncia, que consolidaron la estructura interior  de la Iglesia y acrecentaron su prestigio en el mundo.
Apuntes de interés:
Nacido en el año 1000, Miguel Cerulario era el patriarca de Constantinopla cuando se consumó el cisma de
1054 que separó a las Iglesias ortodoxa oriental de la católica occidental. Fue un enemigo declarado de la
Iglesia de Roma, cuya autoridad rechazaba, y escribió una encíclica en defensa de la independencia de la Iglesia bizantina frente a la occidental. 
Berengario de Tours, nacido (también) en el año 1000, fue un teólogo y filósofo francés que dirigió el colegio catedralicio de san Martin en su ciudad natal, desde donde alcanzó prestigio universal por la multiplicidad de  sus saberes y la independencia de su pensamiento.
Esta independencia le llevó a criticar la doctrina de la transubstanciación, afirmando que el cuerpo y la sangre de
Cristo, están presentes sólo de forma simbólica en la eucaristía.
153º Papa.- Víctor II (1055-1057)
154º Papa.- Esteban IX(X), prohibió el matrimonio consanguíneo y de los clérigos.
155º Papa.- Nicolás II, convocó un sínodo en Roma en el que se prohibió la simonía y el matrimonio a los sacerdotes, ordenando a quien tuviese esposa que se separase de ella.
En ese mismo sínodo se prohibió la investidura de los obispos sin autorización del Papa y se decretó que el clero y el pueblo no podían elegir más que a los cardenales, y era a ellos, cardenales obispos y cardenales presbíteros, a quienes correspondía la elección del pontífice. La elección debía celebrarse en Roma y el pontífice debía pertenecer al clero romano siempre que fuera posible.
156º Papa.- Alejandro II. Tras los papados anteriores, la curia y el clero romanos se hallaban divididos en dos tendencias: los partidarios de proseguir la reforma cluniacense y quienes se oponían a ella. Entre los primeros se encontraba quien había sido el principal consejero de los últimos papas, el cardenal Hildebrando, quien, apoyándose en los normandos- bárbaros pero buenos católicos- , defendió una reforma llamada a garantizar la pureza, la fuerza y la independencia de la Iglesia. Frente a esa facción se hallaban el emperador, sus obispos, condes y los señores feudales romanos, que preferían una Iglesia débil y corrompida sometida al imperio y a la aristocracia romana.
Aunque la actividad de Alejandro II fue más religiosa que política, actuando sobre todo en la reforma del clero, y muy especialmente en Francia e Italia, su autoridad se impuso al resto de los soberanos europeos, obligando a Enrique IV a no romper su matrimonio con Berta de Saboya y excomulgando a los consejeros eclesiásticos del joven soberano por haber consagrado, en Milán, un arzobispo designado por el emperador. Fue el primer episodio de la que se conocería como la << querella de las investiduras>>.
Apuntes de interés:
La << querella de las investiduras>> fue una disputa que enfrentó gravemente al papado con el imperio- la Iglesia con el estado- durante los siglos XI y XII, a propósito de los derechos de los príncipes laicos en la elección  y ceremonias eclesiásticas en que eran consagrados obispos y abades. El desacuerdo se inició por la costumbre establecida de que el señor seglar otorgaba al prelado a quien se consagraba el anillo y el báculo, símbolos de su autoridad espiritual; con ese acto el prelado o abad que lo recibía quedaba designado como tal.
157º Papa.- San Gregorio VII, hijo de padres humildes, desde muy joven fue llevado a Roma por un tío suyo que era superior de uno de los conventos de la ciudad. Le costeó sus estudios y uno de sus profesores, el padre Juan Giovanni Graciano, afirmó que nunca había conocido una inteligencia tan aguda como la suya y cuando fue elevado al pontificado con el nombre de Gregorio VI designó a Hildebrando (san Gregorio VII) su secretario.
Tras la muerte de Gregorio VI, Hildebrando ingresó como monje en el monasterio de Cluny, en el que tuvo como maestros espirituales a dos santos: san Odilón y san Hugo, y donde pensaba permanecer el resto de su vida; pero al ser elegido papa san León IX, le llamó y le nombró ecónomo del Vaticano y tesorero del pontífice.
A partir de ese momento fue consejero de cinco papas y principal colaborador en la tarea de reformar la Iglesia y a un clero alejado de la Santidad.
Subió al trono pontificio aclamado por el pueblo y el clero.
Con mano fuerte, san Gregorio VII destituyó al arzobispo de Milán, llegado a dicho cargo por simonía, y convocó un concilio en Roma que aprobó y promulgó el famoso Dictatus papae, su obra maestra, síntesis clarísima de su idea sobre el poder, tanto espiritual como temporal, que, emanando de Dios, obra en el mundo a través de la Iglesia, por lo que el natural depositario de ese poder es el Papa, situado por encima del emperador, a quien habilita para gobernar, y no a la inversa.
Como consecuencia de esas ideas, en ese concilio se privó a todos los gobernantes civiles del derecho a la investidura, se decretó que sólo el Papa podía nombrar a los obispos y sólo los obispos a los párrocos, e igualmente que todo el que nombrase a un obispo sin permiso del sumo pontífice quedara excomulgado y que la misma pena recayese para quien designase a un párroco sin ser obispo.
El primero en desobedecer al Papa fue el emperador alemán Enrique IV, por lo que san Gregorio VII lo excomulgó y liberó de su obediencia a los alemanes, lo que hizo que inmediatamente se tramase una revolución en el imperio que amenazaba su poder. Enrique IV se sintió perdido y fue como humilde peregrino a visitar al Papa, que estaba en el castillo de Canossa; allí, vestido de penitente, permaneció por tres días y tres noches ante las puertas y entre la nieve, suplicando al Papa que lo recibiera y perdonara. Más que su actitud, evidentemente interesada, los ruegos de sus amigos y vecinos hicieron que san Gregorio lo recibiese, le oyese en confesión y le levantase la excomunión.
Grave error: apenas levantada la excomunión, Enrique IV regresó a Alemania y reunió un gran ejército para luchar contra el Papa, por lo que este le excomulgó por segunda vez. El emperador replicó convocando un concilio en Maguncia que destituyó a Gregorio y designando al antipapa Clemente III. Tras ello se dirigió – al frente de su ejército- a Italia, sitió Roma y, tras tres años de asedio, el pueblo le abrió las puertas, obligando al Papa a refugiarse en el castillo de san Ángelo hasta que, a los pocos días, un ejército al mando de Roberto Guiscardo pudo sacarlo de la ciudad para que se refugiase en el castillo de Salerno, donde murió, el 25 de mayo del 1085, y fue enterrado.
Su pontificado fue uno de los más conflictivos y controvertidos de la historia de la Iglesia Católica, ya que la puesta en práctica de sus ideas le valió tan leales admiradores como implacables enemigos; abrió las puertas para la reforma de la Iglesia, pero destruyó el poder del imperio y dio origen a la actitud contraria a Roma que, desde entonces, se vivió en Alemania y otras zonas del Sacro Imperio.
En su momento de mayor desolación le llegó la muerte. Las últimas palabras de san Gregorio se han hecho famosas: <<He amado la justicia y odiado la iniquidad. Por eso muero en el destierro>>. Parecía que sus enemigos habían quedado vencedores cuando él murió, pero sus ideas se fueron imponiendo lentamente y sus reformas, poco a poco, se impusieron en toda la Iglesia Católica; ha sido considerado como uno de los papas más digno de admiración de la historia. Ahora vemos a san Gregorio VII como el Papa de la Edad Media, uno de los pontífices más santos de la Iglesia, un Papa que supo liberar a la Iglesia de la esclavitud a que la sometían los gobernantes civiles y de sus propios gobernantes indignos, y aunque no todos ni en todos los tiempos, son muchos, por fortuna para la Iglesia, los papas que han acertado a seguir su ejemplo. Fue canonizado en 1606.

158º Papa.- Beato Víctor III, convocó un nuevo concilio, en Benevento, que confirmó la excomunión al antipapa Clemente III y legisló en materia de disciplina eclesiástica.
159º Papa.- Beato Urbano II, este Papa trae a la memoria la Primera Cruzada cristiana a los santos lugares, pero no debe olvidarse que intervino también en España, donde ayudó a Alfonso VI en la toma de Toledo en 1085, y aprobó el nombramiento del arzobispo de la ciudad como primado de una España que vivía los heroicos días del Cid.
Durante este pontificado se fundaron los conventos de Fontevrault, por el beato Roberto de Arbrissel, y el de Císter, por san Roberto de Molesme, fundador de la orden cisterciense, que un siglo más tarde refundó san Bernardo.
Siguiendo el camino indicado por sus predecesores, renovó la excomunión a Enrique IV y al antipapa Clemente III, e inició una relación cordial con el emperador bizantino Alejo Comneno, quien le solicitó la intervención de un ejército cristiano contra los infieles que ocuparon Tierra Santa.
Todo ello le llevó a realizar la obra por la que pasaría a la historia: la organización de la Primera Cruzada para liberar el santo sepulcro y el conjunto de Tierra Santa de la dominación musulmana. El beato Urbano II dio oficialidad a la cruzada convocando un concilio en Clermont, en el que se declaró la guerra a los infieles y se prometió la remisión de sus pecados a  quienes tomaran parte en esta Primera Cruzada, la única que de verdad tuvo éxito de entre todas las promovidas posteriormente. Un ermitaño francés, Pedro de Amiens, fue el mejor pregonero del llamamiento del Papa.
160º Papa.- Pascual II, tuvo que convocar un concilio en Letrán en el que se renovó la excomunión a Enrique IV y a Clemente III, pues este y aprovechando la sede vacante al morir Urbano II, volvió a establecerse en Roma y se decretó la expulsión de Clemente III, lo que se logró con la ayuda de Rogelio de Sicilia.
El pontificado de Pascual II estuvo teñido por un clima de confusión que ensombreció la vida de Roma y por su enfrentamiento con Enrique IV, quien una vez depuesto Conrado nombró rey a su hijo Enrique V y quiso reconciliarse con el Papa cuando los obispos prometieron obediencia absoluta a la Santa Sede durante el Concilio de Letrán (1102). Aprendiendo de sus predecesores, Pascual II no se dejó engañar y Enrique V destronó a su padre, Enrique IV, quien murió abandonado por todos.
Instituyó varias e importantes órdenes de caballería a las que asignó la misión de proteger Tierra Santa y a los peregrinos que allí se desplazaban: las Órdenes de los Templarios, de los Teutónicos y de los Caballeros de san Juan. Durante su pontificado surgieron en Italia dos grupos que se harían famosos por las contiendas que mantuvieron durante décadas: los güelfos, partidarios del Papa, y los gibelinos, que lo eran del emperador.
El nuevo emperador era como su padre y marchó sobre Roma al frente de un ejército, hizo prisionero al Papa y le exilió a la Sabina, poniendo en su lugar un nuevo antipapa, Alberto. Pero este murió muy pronto, por lo que Enrique V quiso reconciliarse con Pascual II. Al no poder hacerlo, porque el Papa había marchado a Francia buscando la protección de Felipe I, Enrique V nombró un nuevo antipapa, Maginulfo, que adoptó el nombre de Silvestre IV, aunque todos sabían que  el emperador obraba así para provocar una reconciliación con Pascual II.
161º Papa.- Gelasio II, fue elegido Papa en secreto para impedir la intervención del emperador, fue raptado por un representante del emperador, familia de los Frangipani, y encerrado en una torre, en la que le sometió a horribles torturas. Frangipani tuvo que liberar al Papa, que huyó a Gaeta, en la costa occidental de Italia, donde fue consagrado y tomó el nombre de Gelasio II.
Cuando el emperador regresó a Roma, con Gelasio huido en Gaeta, le dio desposeído y nombró a Gregorio VIII, un nuevo antipapa.
Gregorovius, en su historia de la ciudad de Roma, dice de Gelasio II que fue una de las figuras más conmovedoras en la historia de los Papas.
162º Papa.- Calixto II y el emperador se habían encontrado en Alemania, donde firmaron la llamada<<paz del imperio>>, pero dicho acuerdo nunca fue respetado, por lo que el Papa convocó un sínodo en Reims, excomulgó a Enrique V y regresó a Roma, donde aún se mantenía en la silla de san Pedro el antipapa Gregorio VIII. Los normandos que acompañaban a Calixto II hicieron prisionero al antipapa y, por orden del Papa, lo encerraron en el convento de Cava.  
Por fin el emperador se dio cuenta de que tanto el pueblo como los príncipes electores estaban a favor del Papa. Calixto II le escribió proponiéndole la reunión de una dieta en la que participaran obispos y príncipes. Dicha dieta se reunió en Worms y el concordato, firmado el 23 de septiembre de 1122, puso fin, tras cincuenta años de disputas, a la <<querella de las investiduras>>: el emperador renunciaba al derecho de investidura y la Iglesia quedaba en libertad para el nombramiento de obispos y abades; mientras el Papa reconocía que el emperador tenía derecho a asistir a dichos nombramientos y otorgar después la investidura entregando el cetro. Este de Worms fue el primer concordato firmado por la Iglesia con una potencia laica. Quedaba aún pendiente otro conflicto entre los dos poderes: el del dominium mundi- la dominación universal- a la que el emperador no podía renunciar, pero que ostentaban los papas desde que Urbano II la ejerció durante la Primera Cruzada.
Poco después, el 18 de marzo de 1123, fue convocado el I Concilio Ecuménico de Occidente, en Letrán. En dicho concilio no fue promulgado ningún nuevo dogma, pero fueron confirmados y sancionados todos los aprobados por la Iglesia durante los últimos dos siglos. En él fue leído y rectificado el Concordato de Worms y se publicaron 22 cánones que condenaban la simonía, el concubinato de los clérigos, la intromisión de los laicos en los asuntos eclesiásticos, la falsificación de moneda, los atentados contra los peregrinos y la violación del juramento de tomar armas contra los infieles, entre otros. Y en él, por deseo del Papa, se promovió la segunda Cruzada.
163º Papa.- Honorario II, como cardenal Lamberto Scannabechi, había negociado en nombre de Calixto II para que se aprobase el Concordato de Worms y como Papa prosiguió su política: la de afirmar la supremacía del papado sobre el imperio, sabiendo que con las muertes de Calixto II y el emperador Enrique V se había desatado una lucha encarnizada por el poder y por la sucesión en el imperio.
En todo caso, la decadencia del Sacro Imperio Romano Germánico se estaba iniciando, a los pocos días del nombramiento de Honorario II, con la muerte de Enrique V, y ello llevaba a la Iglesia a la cima de su poder, ya que durante los siglos doce y trece los papas tratarán de ser árbitros del poder temporal en Europa y apoyarán a las distintas naciones frente a las pretensiones cesaropapistas del emperador de turno.
164º Papa.- Inocencio II, en Francia celebró la Pascua de 1131 y coronó al joven rey Luis VII. Durante su estancia en Paris aprovechó también para convocar el Sínodo de Reims, gracias al cual obtuvo los apoyos de Inglaterra, Castilla y Aragón. Con todos ellos logró entrar al año siguiente en Roma, donde coronó a Lotario de Sajonia como emperador del Sacro Imperio Germano Romano.
Apoyado por san Bernardo, convocó otro Sínodo al que acudieron los obispos de Castilla, Aragón, Francia, Inglaterra y Hungría y en el que excomulgó al antipapa. Permaneció allí hasta que Lotario, respondiendo a sus súplicas, marchó sobre Roma conduciendo nuevamente al pontífice a la ciudad. Mientras tanto, la contienda con Anacleto II, que ya duraba ocho años, finalizaba con su muerte el 20 de enero de 1138, Anacleto II tuvo en Víctor IV un antipapa sucesor, pero este renunció a los dos meses, lo que allanó el camino de Inocencio II en Roma.
El Papa, para borrar los restos del cisma, convocó el X Concilio Ecuménico, que comenzó sus sesiones el 4 de abril de 1139 y al que acudieron más de mil obispos. Entre otras resoluciones tomadas en este concilio, se anularon los decretos de Anacleto II fueron depuestos los obispos y sacerdotes ordenados por él.
Inocencio II confirmó los cánones contra la simonía y a favor de la tregua de Dios establecidos por el concilio precedente y excomulgó al rey Roger de Sicilia, que había apoyado abiertamente la elección del antipapa Víctor IV. Más tarde, excomulgó al rey Luis VII de Francia por simpatizar con el hereje Abelardo.
Apuntes de interés:
Anacleto II fue nombrado Papa tan solo tres horas después de que se hiciera lo propio con
Inocencio II, enfrentándose a este durante ocho años.
Contaba con el apoyo de buena parte de la sociedad romana, así como del rey Roger de Sicilia, y permaneció en
Roma mientras su contrincante buscaba aliados en el exilio entre los obispos y reyes.
Fue excomulgado en 1137, en el Concilio de Pisa. Murió en 1138, poco antes de que Inocencio II lograra entrar en Roma con las tropas aliadas del rey Lotario de Sajonia.
165º Papa.- Celestino II (1143-1144)
166º Papa.- Lucio II (1144-1145)
167º Papa.- Beato Eugenio III, discípulo de san Bernardo. Sin embargo, la elección parece que no fue en principio del gusto del Santo, quien acusaba al nuevo pontífice de ser<< inocente y sencillo>>, aunque posteriormente consideró éstas como sus dos grandes cualidades.
Se exilió en Viterbo, mientras el pueblo romano quemaba y saqueaba las Iglesias; desde allí, partió a Siena, y finalmente se estableció en Francia, donde mandó a san Bernardo predicar una nueva cruzada después de la toma del principado de Edesa por los turcos en diciembre de 1145.
En su afán de propagación de la fe, de la corrección de errores y abusos, y en el mantenimiento de la disciplina, el beato Eugenio convocó varios sínodos durante sus tres años de exilio en Francia, envió al Cardenal Breakspeare- el futuro Adrián IV- como legado a Escandinavia, entró en relaciones con la Iglesia de Oriente buscando la reunificación religiosa, activó contra las herejías maniqueas, y aplicó Cánones sobre la conducta y la vestimenta del clero en el gran Sínodo de Reims, celebrado en 1148.
En 1148 regresó a Italia, y en Cremona excomulgó a Arnaldo de Brescia y, con la ayuda de Luis VII y de Roger de Sicilia, pudo entrar a Roma al año siguiente, aunque también por poco tiempo.
Apuntes de interés:
Para san Bernardo era crucial la defensa de los santos lugares. Comenzó con Luis VII de
Francia, que había tenido serios problemas con Eugenio III debido al nombramiento de un arzobispo.
Por tanto, deseaba hacer algo que le reconciliase con el pontífice y una cruzada se veía como una buena solución.
Al poco tiempo, los sermones de san Bernardo lograron también convencer al emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Conrado III, y ambos ejércitos marcharon rumbo a Tierra Santa.
168º Papa.- Anastasio IV (1153-1154)
169º Papa.- Adrián IV. Nicolás Breakspeare es el único pontífice ingles de la historia.
170º Papa.- Alejandro III. Excomulgó a Federico I Barbarroja.
Convocó un concilio ecuménico en Letrán en el que se  estableció la obligación de que el elegido contase al menos con dos tercios de los votos emitidos por los cardenales. Lo que históricamente continúa siendo importante.
171º Papa.- Lucio III, convocó en Verona un sínodo en el que promulgó la constitución Ad abolendam, que contenía normas para reprimir las continuas herejías que brotaban en la época, un instrumento rápido y eficaz para localizar y condenar cualquier forma de alejamiento de la ortodoxia, y embrión del futuro Tribunal de la Inquisición, ya que confiaba al <<brazo secular>> la tarea de castigar físicamente a los herejes.
172º Papa.- Urbano III (1185-1187)
173º Papa.- Gregorio VIII (1187)
174º Papa.- Clemente III (1187-1191)

175º Papa.- Celestino III (1191-1198) 

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